Las raíces africanas de América

La llegada de los colonizadores europeos al continente americano transformó para siempre la historia de esta tierra y sus pobladores. Los europeos -hispanos, franceses y británicos principalmente- forzaron el tránsito de las poblaciones del lugar hacia un nuevo modelo social y económico. Las vías de transformación de la vida americana fueron muy diversas -incluyendo la violencia y muerte indígena-, el resultado de este proceso fue un nuevo continente americano, muy diferente al que Colón encontró en 1492.

Algunas transformaciones ocurrieron sin que los europeos las planificasen, fueron el resultado espontáneo de sus acciones en las colonias, y conformaron el diverso y cosmopolita «Nuevo Mundo». Uno de estos «accidentes» que dan forma a la historia americana es la introducción de las culturas africanas.

La esclavitud fue uno de los principales fundamentos del sistema económico colonial. Desde las costas Africanas los esclavos eran hacinados en grandes barcos y transportados en numerosos grupos hasta las costas americanas, donde eran comprados por sus nuevos dueños

Yorubaland - Wikipedia

Origen principal de los afroamericanos

Cada comerciante solía acudir siempre a los mismos puntos en África para conseguir más esclavos, lo cual produjo que se concentraran en regiones americanas muy concretas clanes o familias muy extensas. Junto con los nuevos americanos llegaron nuevas culturas muy diferentes a las que ya coexistían allí. La práctica de una religión se convirtió para los afroamericanos en el único vínculo social a su alcance al verse privados de su libertad, por ello, la religión se configuró como un elemento de cohesión inviolable para toda la población negra que, incluso ha superado en ocasiones la cristianización y se puede encontrar en algunas regiones americanas.

 

Una de las prácticas religiosas más reconocida gracias al cine (y la tercera temporada de la popular serie American Horror Story), que tiene su origen en África, es el vudú. Los ewe-fon, originarios de Dahomey (actual Benín) y Togo, conservaron sus prácticas y rituales religiosos tras ser esclavizados y comerciados a través del océano, tras ser explotados físicamente y sometidos a un modelo social injusto. Hoy en día podemos reconocer las zonas donde mayoritariamente fue esclavizado este colectivo gracias a la superveniencia de las antiguas practicas religiosas africanas, que hoy en día son parte de la cultura americana. Haití y Florida son las regiones donde encontramos a este colectivo, en el último caso especialmente en Nueva Orleans donde la cultura popular rebosa de influencias africanas y se diferencia radicalmente del resto de los Estados Unidos.

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Tienda de Vudú en Nueva Orleans

 

 

En América del sur y el Caribe podemos encontrar a la población Yoruba, originaria principalmente de  Nigeria y Benín, que se diferencian por sus rituales conocidos como orichas.

 

Reciben diferentes nombres en américa, pero se trata de la misma práctica religiosa:

En Cuba recibe el nombre de Santería ,el rito más popular en la actualidad.

Coronation crown of a Yoruba king

Coronación de un rey Yoruba en África

En Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay recibe el nombre de Candomble, pero también el de Batuke Yemaya. 

En San Vicente se lo conoce como Kele, en Trinidad y Tobago Chango.

En Surinam la religión oricha se unió a los dioses indígenas precolombinos dando lugar a una nueva religión denominada Winti. 

De forma parecida ocurrió en Jamaica con los rastafaris, quienes cristianizaron las practicas africanas con el Antiguo Testamento dando lugar a una religiosidad singular que recibe el nombre de Obeah o simplemente Obi.

Las raíces africanas de América son profundas y forman parte de la historia cosmopolita del Nuevo Mundo. En cada región la influencia africana produce frutos diferentes uniéndose con la cultura popular, aportando una visión diferente y más rica de la vida.

 

 

 

Los casacas rojas británicos, la gran infantería inglesa en el s.XIX.

Las tropas británicas que lucharon contra los ejércitos napoleónicos en la península Ibérica en 1808-1814, y en Waterloo en 1815, procedían en su mayoría de los estratos sociales más bajos. Pese a la célebre frase del duque de Wellington (“Tenemos a la escoria de la Tierra como tropa común”) la infantería británica demostró estar formada por combatientes duros y decididos, ya se tratara de asaltar la brecha de una fortaleza o de pasar la prueba de la potencia de fuego y el frío acero franceses en campo abierto.

La gran mayoría de los hombres que militaron en las filas del ejército británico durante las guerras napoleónicas fueron voluntarios, alistados de por vida (por 25 años, en la práctica) o bien por periodos más breves, permitidos en tiempos de guerra. Wellington describía los motivos de sus soldados para alistarse en los términos más despectivos: “Algunos de nuestros hombres se alistan por haber engendrado bastardos, otros por faltas menores, y muchos más por borrachos”. Algunos escogían el ejército para escapar de la cárcel o de dificultades personales. Los que tenían juicios pendientes por delitos menores como la caza furtiva podían evitarlos alistándose, y también los deudores refugiarse de sus acreedores. La pobreza llevó a muchos a las armas, en especial irlandeses hambrientos tentados por las perspectivas de comidas regulares.

                                                  -Arthur Wellesley, Duque de Wellington. 

Durante las guerras napoleónicas, el ejército creció tan deprisa (obligando a crear batallones nuevos) que se produjo una gran escasez de reclutas y hubo que ofrecer considerables incentivos para atraerlos, llegando en 1805 a las 12 guineas (una guinea equivalía a 21 chelines). Cuando ni así se completaron los grupos, se recurrió a reclutar a un gran número de soldados de la milicia, en un proceso que se aproximaba mucho a la leva forzosa sin renunciar al principio de voluntariedad. La milicia era una fuerza civil de defensa nacional compuesta por hombres elegidos por sorteo y para los cuales la transferencia al ejército era muy deseable, pues en la primera se sufrían todos los inconvenientes de la vida militar sin nada de la aventura que prometían en el segundo. Por dichos medios, Gran Bretaña logró reunir para 1813 un ejército de unos 300.000 hombres, frente a los 50.000 de los tiempos de paz. El prolongado periodo de guerra generó también una gran demanda de oficiales, que salieron en su mayoría de la pequeña aristocracia y la burguesía: los hijos de clérigos suponían el 10% del total de oficiales. Aunque fuesen personas de alguna relevancia social, los oficiales no eran necesariamente gente adinerada, pero quien carecía de fortuna y de contactos tenía pocas probabilidades de hacer una carrera brillante. El ascenso se solía conseguir por combinación de compra, patrocinio o antigüedad. La carrera típica de un oficial podía empezar por la compra paterna de un puesto de alférez, el de menor rango entre la oficialidad, por unas 500 libras. A medida que se iban creando vacantes en el regimiento, podía ir comprando nuevos ascensos. La antigüedad por sí sola prevalecía de forma ocasional, ofreciendo una vía lenta de ascenso para los oficiales sin medios de fortuna. Éstos podían progresar más rápidamente por medio de actos extraordinarios de valor, o de amigos influyentes y bien situados en el lugar preciso. No era frecuente que salieran oficiales de la tropa, pero se daba el caso: uno de cada veinte oficiales había sido antes suboficial.

Se contaba con que los oficiales mostraran su valor en el combate, y con que la experiencia adquirida en la lucha contra los franceses, un número creciente de ellos adquirió competencia para ejercer el mando. Como en la mayoría de los ejércitos, algunos oficiales eran respetados y admirados por los hombres por sus órdenes, y otros, despreciados por ignorantes e ineptos. En cualquier caso, los oficiales dependían de manera crucial de la habilidad de sus sargentos y brigadas, a menudo los miembros más experimentados y profesionales de cada compañía. El brigada solía comenzar como soldado raso y ascendía por méritos, y su capacidad militar debía completarse con la de saber leer y escribir y con dotes administrativas, dada la carga de papeleo incluida entre sus deberes.

En el ejército británico de las guerras napoleónicas, la instrucción rigurosa y los castigos draconianos se seguían considerando la clave de una infantería eficaz, como lo habían sido a lo largo del s.XVIII. El empleo del impreciso mosquete de chispa, el Brown Bess, como arma principal de la infantería hacía imprescindible el fuego coordinado disciplinado, y no había lugar para la iniciativa individual del soldado raso. Los conceptos imperantes en una sociedad decididamente desigual dictaban el trato dispensado a los hombres. Se daba por supuesto que, a falta de castigos corporales, la tropa procedente del pueblo no tardaría en degenerar y convertirse en una turba desorganizada y cobarde. Los azotes eran la respuesta habitual a la desobediencia a la autoridad o faltas como embriaguez, a la que los soldados eran desde luego muy dados. El sistema pretendía crear soldados que obedecieran las órdenes sin rechistar, maniobraban de modo coherente en combate y usaran mosquetes causando el mínimo daño a sus camaradas y a ellos mismos, y el máximo al enemigo.

Sin embargo, a la altura de 1800 la vieja escuela contaba ya con críticos importantes, y se introdujeron reforma. En la infantería ligera (light bobs) y los regimientos de fusileros, la iniciativa individual no se reprimía  del todo, y hubo tímidos esfuerzos por motivar a los hombres con el respeto mutuo en lugar del temor al castigo. De todos modos, para la mayoría de los soldados existían razones más que complejas para querer hacer un buen papel, entre ellas la presión de sus iguales y la lealtad a los amigos y camaradas presente en todos los grupos de combatientes, la defensa de sus colores o la lealtad a su rey y patria eran los motivos simbólicos que incentivaban la lealtad entre los soldados.

El ejército dirigido por Wellington que intervino en la guerra de la Independencia española era una entidad compleja y, en algunos aspectos, poco manejable. Se trataba de una fuerza multinacional que incluía no sólo escoceses e irlandeses, sino también numerosas tropas del fuera del Reino Unido, por ejemplo, la Legión Alemana del Rey. Los regimientos de infantería combatían junto a la caballería y la artillería, pero no estaban integrados en ellas. Dentro de la infantería había tropas de distinto tipo, cada una con uniforme y modos de combatir propios.

Las marchas y contramarchas por Portugal y España en las complejas campañas que se sucedían año tras año eran una verdadera prueba de resistencia, sobre todo con el calor estival. El soldado raso cargaba con unos 25 Kg, y se esperaba de él que marchara unos 25 Km al día. En ocasiones se marchaba durante 30 días consecutivos desde el amanecer hasta la puesta de sol. Hasta 1813 no se emplearon tiendas de campaña, y los soldados construían sus refugios con lo que podían, o dormían al raso. A lo largo de la guerra en España, los británicos registraron una tasa de mortalidad terrible a causa de las fiebres y el agotamiento.

El temple de los casacas rojas quedaron claramente de relieve en la guerra de asedio que fue tan importante en las campañas en España. Las plazas de Ciudad Rodrigo, Badajoz y San Sebastián fueron tomadas por asalto tras largos preparativos. En opinión de un teniente, ningún deber del soldado era “tan mortificante y desagradable como un asedio”. Tras el asedio los soldados buscaban la manera de poder asaltar la plaza, la brecha era el modo de invadir la fortificación, las reglas de la guerra dictaban que si una población fortificada se negaba a rendirse una vez abierta la brecha, los atacantes tenían derecho a saquearla: las tropas de Wellington lo ejercieron sin piedad en Ciudad Rodrigo, Badajoz y San Sebastián, donde los civiles fueron víctimas de asesinatos, violaciones y robos como revancha por las penalidades de la campaña.

Al enfrentarse a los franceses en campo abierto, la infantería británica distaba de comportarse como la horda de borrachos que saqueo Badajoz. Su rasgo más destacado era la firmeza, cualidad especialmente admirada por quienes conocían por experiencia el horror de las batallas de la época. Sin protección, mantenía la formación frente al fuego de cañones y mosquetes, y a bayonetas, lanzas y sables. Las najas eran inevitablemente elevadas. Al resistir el ataque francés en La Albuera en 1811, muerieron o cayeron heridos unos dos tercios de los soldados de infantería. Uno de ellos escribió con orgullo que “los hombres caían como bolos, pero no dieron ni un paso atrás”. Durante las campañas en la península Ibérica, Wellington comenzó por explotar la capacidad de sus tropas para mantenerse en posiciones defensivas, en particular al ocupar las líneas de Torres Vedras, cerca de Lisboa, en 1810-1811. Más adelante, su ejército, junto con sus aliados portugueses y españoles, mostró un carácter ofensivo, sobre todo en la batalla de Arapiles (Salamanca), en 1812. En este célebre encuentro, la infantería británica avanzó en columnas y se desplegó en línea para atacar a unas fuerzas francesas escasas de hombres a causa de la campaña rusa. La caballería británica se distinguió por una vez por su valor y agresividad. La derrota del ejército francés resultó abrumadora, con 7.000 bajas e igual número de prisioneros.

Pese a la sangría de hombres y recursos que supusieron aquellas campañas para Francia, la península Ibérica no pasó de ser un escenario secundario. El choque con Napoleón en Waterloo en 1815 puso a prueba al límite la capacidad de los casacas rojas y resultó ser su momento de gloria.

-Batalla de Waterloo, 18 de junio de 1815 (Bélgica).

Saludos de Mr. Democracia.

El Manifiesto de Sandhurst.

El Manifiesto de Sandhurst es un documento de carácter político firmado el 1 de diciembre de 1874 por el entonces príncipe Alfonso de Borbón (futuro rey Alfonso XII de España). En el documento mostraba su disposición para convertirse en rey de España, siendo partidario de una monarquía parlamentaria.

Alfonso XII, era hijo de la reina Isabel II de España, y  había cumplido 17 años el 28 de noviembre de 1874. Se encontraba exiliado tras la revolución de 1868, que destronó a su madre, dándose al final del periodo conocido Sexenio Democrático.

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Alfonso XII, apodado «el pacificador».

Había estudiado en varios países y terminó su formación en la Academia Militar británica de Sandhurst, de la cual recibe el nombre este manifiesto.

En España, tras la revolución de 1868, se habían sucedido distintos regímenes En 1874 había caído la Primera República, tras el golpe del general Pavía y el poder se encontraba en manos del general Serrano. Esto dio lugar a la entrada en escena de Antonio Cánovas del Castillo, quien  creó el Partido Alfonsino, y a partir de 1873 comenzó a trabajar para la vuelta de los Borbones a España, siendo este el auténtico artífice de la Restauración borbónica.

El documento fue firmado por el príncipe el 1 de diciembre de 1874, tradicionalmente se le ha atribuido a Cánovas, mientras realizaba sus estudios en la academia militar ya mencionada.

El manifiesto se redactó formalmente con el pretexto de contestar a las felicitaciones recibidas al cumplir diecisiete años, que significaba la mayoría de edad.

En el documento se daba a conocer el nuevo sistema político que se quería implantar, una monarquía constitucional, de tipo conservador y católico, que defendía el orden social, pero que garantizaba el funcionamiento del sistema político liberal.

«…ni dejaré de ser buen español ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal.»

Alfonso de Borbón.

El manifiesto se publicó por la prensa española el 27 de diciembre, dos días después, el 29 de diciembre, el general Martínez Campos realizó un levantamiento militar en Sagunto, proclamando Rey de España a Alfonso XII, El levantamiento no encontró gran oposición en el país. Cánovas del Castillo rápidamente asumió el ministerio-regencia a la espera del rey, lo que supuso el nacimiento de la Restauración borbónica.

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Viñeta de la revista satírica  «El Loro», donde se muestra a los lideres de los dos grandes partidos de la restauración. 

Un fragmento del  Manifiesto de Sandhurst firmado por  Don Alfonso de Borbón.

“He recibido de España un gran número de felicitaciones con motivo de mi cumpleaños. Cuantos me han escrito muestran igual convicción de que sólo el restablecimiento de la Monarquía Constitucional puede poner término a la incertidumbre que experimenta España. Dícenme que antes de mucho estarán conmigo todos los de buena fe sean cuales fueren sus antecedentes políticos, comprendiendo que no pueden tener exclusiones ni de un monarca nuevo y desapasionado, ni de un régimen que represente la unión y la paz…Por virtud de la espontánea y solemne abdicación de mi augusta madre, tan generosa como infortunada, soy único representante yo del derecho monárquico en España… Por todo esto, sin duda, lo único que inspira ya confianza en España es una Monarquía hereditaria y representativa. En el entretanto, no sólo está hoy por tierra todo lo que en 1868 existía… Si de hecho se halla abolida la Constitución de 1845, hallase de hecho abolida la que en 1869 se formó sobre la base inexistente de la Monarquía…No hay que esperar que decida yo nada de plano y arbitrariamente… Llegado el caso, fácil será que se entiendan un príncipe leal y un pueblo libre… Sea la que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal.”

 Alfonso de Borbón, Sandhurst, 1 de diciembre de 1874.

Don Tiranía.

La Primera Guerra Chechena 1994-1996.

Antecedentes y orígenes del conflicto:

La ubicación geográfica nos sitúa en la zona conocida como el Cáucaso Norte, allí se encuentra una región montañosa donde tenemos la región de Chechenia, el lugar donde se encuentra la región chechena es importante por su cercanía a importantes rutas comerciales que también sirven de redes de comunicación entre Rusia y la zona de Oriente Medio, el control de esta zona ha sido el objetivo de varias potencias durante milenios. La intervención de Rusia en esta zona se da en tiempos de Iván el Terrible cuando el zar conquista los kanatos de Kazán y Astracán en 1556, así se inicia una larga lucha por el control de la zona comercial del Cáucaso con otras potencias como son las de Persia, el Imperio Otomano o el kanato de Crimea.

Hasta el siglo XVIII la todopoderosa Rusia obtuvo el control de la zona, a pesar de esto la zona siempre fue un nido de conflictos con el territorio ruso, teniendo a los chechenos en el ojo del huracán haciendo frente a los rusos.

En 1774 el Imperio Ruso se hace con el control de Osetia y del llamado “paso de Darial” quitándoselo a los otomanos. En 1783 se firma el Tratado de Gueórguievsk con Georgia convirtiéndola en un enclave cristiano rodeado de hostilidades musulmanas con la protección de Rusia. Como protectorado ruso la zona se militarizo fuertemente y se realizaron vías de paso muy protegidas, los chechenos vieron en todas estas construcciones un ataque a sus territorios tradicionales y una seria amenaza a sus tierras.

Durante este tiempo el jeque Mansur, un imán checheno, instigó a los distintos pueblos del Cáucaso a unirse bajo la bandera del Islam para defenderse de invasiones extranjeras. En 1785 los rusos que lo veían como una amenaza lo intentaron capturar pero fracasaron, así se inició un conflicto continuo contra los rusos que duró varios años con una estrategia chechena basada en las guerrillas, hasta que se capturo a Mansur en 1791 con su muerte años después. En 1801 Georgia se anexionó definitivamente a Rusia y así se dieron muchos ataques chechenos a las operaciones rusas en la zona, la intervención total de Rusia en la región chechena se paralizó con la invasión de Napoleón (1812).

Tras la victoria frente a Napoleón de los rusos el zar Alejandro I puso de nuevo su atención en el Norte del Cáucaso, destinó a uno de sus generales Alekséi Yermólov la pacificación de la zona, este general ruso en 1817 inició la conquista del Cáucaso, las distintas tácticas del famoso general fueron efectivas pero generan un gran odio en la población chechena frente a los rusos que llega hasta hoy en día. En 1828 surge un movimiento de resistencia dirigido por el imán Shamil. En 1834 se unió a las naciones del Cáucaso Norte bajo el Islam y declaró la guerra santa a Rusia, 1845 los hombres de Shamil realizaron varios matanzas a rusos obligándoles a retirarse.

En la Guerra de Crimea 1853-1856 los chechenos apoyaron al Imperio Otomano contra Rusia, aunque los conflictos internos debilitaron el poder de Shamil y en 1859 fue capturado. En 1862 la guerra y los conflictos cesaron con la promesa rusa de una autonomía para Chechenia. Pero en 1860 la región de Chechenia se unía administrativamente a Rusia bajo el óblast del Térek.

Después de la Revolución Rusa se estableció en el Cáucaso la República de las Montañas del Cáucaso Septentrional que existirá hasta 1921 cuando aceptaron el régimen soviético creándose la República Autónoma Socialista Soviética de la Montaña que perduró hasta 1924 creándose posteriormente seis repúblicas, Chechenia estaría incluida dentro de la República Socialista Soviética Autónoma de Chechenia-Ingushetia  hasta 1934. Las tensiones entre chechenos y rusos se dieron en los años 20 aunque en 1930 se pacificaron las relaciones con las ejecuciones de los líderes locales.

En el año 1941 la Alemania Nazi invadía Rusia durante la Segunda Guerra Mundial, no se sabe con seguridad si los chechenos proporcionaron apoyo a los alemanes. En 1943 los alemanes se retiraban de las tierras rusas, muchos chechenos fueron deportados de la zona del Cáucaso. Las deportaciones llegaron a tal extremo que en 1944 se realizó la Operación Chechevista en la que se llevó a cabo la deportación masiva de casi medio millón de chechenos y ingusetios a la zona de Asia central destinados a campos de trabajos forzados. Con la muerte de Stalin y la llegada al poder de Nikita Jruschov, en 1957 los chechenos pudieron volver a los hogares de donde se les había sacado, restableciéndose así la República Autónoma Socialista Soviética de Chechenia-Ingushia.

Los intentos independentistas chechenos:

En 1991 la conocida como la Unión Soviética se disuelve y Rusia vuelve a ser un estado independiente. Rusia a partir de este hecho comienza a perder poder interno y externo, eso se refleja en la desintegración de varios territorios por distintos motivos como son los políticos, los religiosos o los ideológicos.

El régimen soviético garantizó más de cien nacionalidades distintas que convivían en distritos o repúblicas autónomas dentro de un estado federal, pero muchas comunidades no tuvieron estos privilegios. Estas comunidades con escasos privilegios por el régimen soviético contaban con una minoría rusa pero que era protegida por las organizaciones gubernamentales. En la década de 1990 las tensiones entre estas comunidades sin privilegios y el gobierno central fueron el inicio de conflictos que llevaron a cabo procesos de autonomía o incluso independencia.

Se firmó el Tratado de la Federación Rusa en 1992 que consistía en tres documentos que regulaban los poderes reservados al Gobierno central ruso, la relación entre éste y las repúblicas autónomas, y los poderes que se cedían a cada uno de los organismos.

Dicho tratado fue rechazado por Chechenia y por Tartaristán, dos regiones que poseían grandes reservas de petróleo algo que las hacían importantes para Rusia y muy deseadas para los países vecinos, también son dos regiones que cuentan en su mayoría con una población musulmana. En 1994 se firmó un tratado con esta zona facilitando su autonomía  y garantizándola, pero Borís Yeltsin que dirigía las negociaciones evitó las negociaciones con los chechenos deteriorando las relaciones hasta la llegada de un conflicto general en 1994. En 1996 Chechenia seguía siendo un foco de conflicto en los intereses de la gran Rusia.

El odio checheno a los rusos se produce desde tiempo atrás pero con la disolución de la Unión Siviética ese sentimiento se acrecentó. En septiembre de 1991, el Gobierno de la República Autónoma de Chechenia e Ingusetia renuncio al poder ya que fueron presionados por el partido independentista Congreso del Pueblo Checheno dirigido por la figura de Dzhojar Dudáyev. Durante este período los miembros de este partido independentista se hicieron con casi todo el territorio haciéndose también con todos los organismos gubernamentales asesinando a aquellos que dirigían el gobierno. Al mes de estos sucesos Dudáyev obtuvo el apoyo popular para hacerse con el liderazgo del país como presidente, se proclamó la independencia de Chechenia  y como consecuencia de esto Rusia envió tropas para frenar el proceso independentista, pero fueron rechazados. La República Autónoma de Chechenia e Ingusetia se disolvió en el año 1992, Ingusetia se integró a la Federación Rusa.

En Agosto de 1994 aquellos que se oponían al régimen de Dudáyev realizaron diversos ataques armados para derrocar al gobierno independentista, Moscú dio apoyo a estos rebeldes armándolos  y los aviones rusos empezaron a bombardear la ciudad de Grozni, en diciembre de ese mismo año las bombas caían en la capital chechena. Tras el bombardeo el presidente Dudáyev pacto un alto al fuego con el ministro de defensa ruso, pero los rusos rompieron el tratado poco después interviniendo militarmente en Chechenia.

 

Participantes en el conflicto y fuerzas de combate empleadas:

Entre diciembre de 1994 y agosto de 1996 se produce la Primera Guerra Chechena, que se inicia cuando el ejército ruso decide intervenir en el país checheno para recuperar su control. La zona donde se produce la guerra es en Chechenia, partes de Ingusetia, el krai de Stávropol y Daguestán. Los participantes en el conflicto son en un bando Rusia y la CPC chechena, en el otro bando la República de Chechena e Ichkeria.

Entre los comandantes más destacados encontramos en el bando ruso a Borís Yeltsin y en el bando checheno al líder Dzhojar Dudáyev.

La idea de Yeltsin eran las de unas intervenciones rápidas basadas en el enorme poder de su ejército que terminaría con una capitulación de los chechenos en favor de Rusia, no fue así. Los motivos por los cuales el conflicto se “estanco” más de lo esperado fue que los militares rusos utilizaron estrategias americanas a las que no estaban acostumbrados, otro de los motivos fue la geografía tan montañosa en la que se encuentra le país checheno y la formación de soldados locales en vez de emplear soldados profesionales que hubieran sido mucho más efectivos. Las unidades chechenas conocían la zona por lo tanto tenían una enorme ventaja militar, estos grupos guerrilleros infligieron derrotas humillantes al gran ejército ruso desmoralizándolo, como respuesta Rusia inició masivos ataques aéreos con el empleo de su poderosa artillería que realizó innumerables bajas en los chechenos.

En el ataque ruso de la ciudad de Grozni (1995) perdieron la vida más de 25.000 civiles, aunque también se dieron bajas rusas en el ataque. Los rusos se valieron del ataque aéreo y del empleo de la artillería masiva para poder conseguir sus victorias frente al ejército local, los rusos protagonizaron masacres, crímenes de guerra y torturas a aldeas enteras para cumplir con sus objetivos. Se dieron matanzas de pueblos enteros como es el caso de Samashki. Los chechenos se hicieron con las tácticas guerrilleras para hacer frente a los rusos, utilizando bombas-trampa, emboscadas o ataques sorpresas, también capturaban rehenes que llamaban la atención de la prensa internacional para mostrar al mundo lo que sucedía allí. Se produjo un rechazo del conflicto de los países vecinos, dando cobijo a los que no quería participar o huían del conflicto.

En 1996 las tensiones eran insostenibles, la destrucción de un pueblo fronterizo llamado Pervomáyskoye en la República de Daguestán como reacción a la toma de rehenes ruso fue un punto de inflexión sobre las graves consecuencias que estaba teniendo la guerra.

Los chechenos proclaman una nueva “guerra santa” contra los rusos y eso atrajo a población extranjera para defender los intereses chechenos, los rusos por su parte no se retirarían del conflicto por miedo a que los demás territorios tomen el ejemplo de Chechenia.

Los países vecinos de Ingusetia y Osetia del Norte veían como llegaban refugiados chechenos a sus países, algunos eran perseguidos por los rusos y asesinados en tierras no chechenas. Los presidentes vecinos protestaban en contra de estas persecuciones y pedían que se repararan todos los daños efectuados a sus países.

Final de la guerra y consecuencias posteriores del conflicto:

El ejército ruso que estaba mal formado militarmente no pudo controlar todos los levantamientos que se dieron en Chechenia, situando la batalla de Grozni como un momento esencial del conflicto, aunque los levantamientos se dieron también en los campos de alrededor. Para Rusia el conflicto le afecto demasiado, perdiendo apoyo de los demás países, dando una imagen negativa al mundo y dejando una sensación de descontrol en su país, teniendo de fondo las elecciones generales que se daban en el año 1996. El líder checheno Dudáyev falleció en abril de 1996 pero aún así el conflicto persistía.

El asesor de seguridad nacional de Yeltsin, Aleksandr Lébed firmó el cese del fuego con los rebeldes chechenos que ante la muerte de su líder y las inumerables bajas se encontraban totalmente desmoralizados, se tuvieron que someter al régimen ruso tras dos años de guerra. Se firmó en 1997 un Tratado de paz, que dejo una sensación de “revanchismo” en la sociedad chechena.

Las bajas en los chechenos fueron de más de 73.000 y en los rusos cerca de 5.500. El conflicto no tuvo su fin en el año 1997 las tensiones irían en aumento, esa sensación de revancha alimentaba a la población chechena y en el año 1999 se puso fin al tratado de paz. Se dará posteriormente la Segunda Guerra Chechena.

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Saludos de Mr. Democracia.

De la dictadura de Trujillo a la República Democrática del Dr. Balaguer.

El siglo XX nos deja un sur y centro de América, lleno de dictadores y líderes políticos que con el pretexto de “salvar a su país” realizaron atentados contra la humanidad, verdaderas masacres y asesinatos durante la duración de sus dictaduras. En Chile tenemos a Augusto Pinochet, en Perú nos encontramos con Alberto Fujimori, Hugo Banzer en Bolivia o Batista en Brasil, presidentes que de una ideología marxista o ultraderechista presidieron los distintos países del sur y centro de América dejando periodos de terror en la sociedad, utilizando la política y el ejército como brazos armados en favor de sus intereses absolutistas.

El caso de la República Dominicana no es ninguna excepción, nos encontramos con el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo más conocido durante su gobierno como “El Benefactor” un político militar que dirige la dictadura de República Dominicana desde el año 1930 hasta su asesinato en 1961, más de treinta años de terror en el que la sociedad dominicana vivió un “falso sueño” pues consiguieron una gran recuperación económica con respecto a su competencia con Haití pero pagando un alto precio, pues la dictadura de Trujillo nos deja momentos de auténtico terror. El conocido escritor peruano Mario Vargas Llosa nos trae en el año 2000 su libro titulado “La Fiesta del Chivo” una novela que nos narra los últimos años de la llamada Era de Trujillo a través de la vivencia de distintos personajes a los que el régimen dictatorial les afectó de una y u otra manera.

Rafael Leónidas Trujillo.

Los EE.UU. apoyaron la dictadura ultraderechista de Trujillo con tal de luchar contra los líderes comunistas como Fidel Castro en Cuba, pero la década de 1960 nos deja una rotura de las relaciones con los norteamericanos en parte por los problemas religiosos y por el atentado a Rómulo Betancourt. El asesinato de las tres Hermanas Miralba opositoras al régimen hizo que el apoyo de EE.UU. se convirtiera en una amenaza para el régimen trujillista.

El 30 de Mayo de 1961, concretamente a las 09:45 de la noche en el kilómetro 9 de la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal , el coche en el que viajaba el dictador fue ametrallado en una emboscada protagonizada por Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel, Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama, Antonio Imbert, Pedro Livio y Huáscar Tejeda, muchos de ellos pertenecieron al ejército y otros fueron altos mandos del gobierno de Trujillo que vieron la necesidad de su asesinato ante la situación en la que estaba el país, y más por la cantidad de asesinatos que el dictador dominicano hacía día sí y día también. El vehículo recibió más de 60 impactos de los cuales siete acabaron en el cuerpo del dictador acabando con su vida, su chófer sufrió varios balazos pero no perdió la vida.

Recorte de periódico que muestra la foto de los miembros que asesinaron a Trujillo, en busca y captura.

Se cree que la CIA pudo proporcionar las armas que acabaron con la vida del dictador, pero no se sabe con seguridad si esas armas fueron las utilizadas por los protagonistas del atentado. El general Imbert, único superviviente, negó ningún apoyo de la CIA estadounidense en el atentado contra “El Benefactor”. Tras su muerte se realizó un funeral de estado ese mismo año, con una larga procesión que acompañó al cuerpo desde el Palacio Nacional hasta la localidad de San Cristóbal donde allí fue enterrado. Miles de personas acompañaron al féretro y el actual presidente de la república Joaquín Balague realizó el discurso en el que decía que iba a continuar con la causa que Trujillo comenzó y que siempre honrarían su memoria.

Poco tiempo después la familia de Trujillo tuvo que abandonar el país, quedando como último miembro su hijo Ramfis Trujillo que asumió el control de la república tras la muerte de su padre, aunque finalmente también marchó a Francia con el cuerpo del dictador  pues  muchos lo habían sacado de su tumba para pasearlo por las calles de San Cristóbal a modo de reivindicación y burla contra el dictador. Las represarías contra aquellos que organizaron el asesinato del dictador fueron enormes, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) en poco tiempo dio con la mayoría de los miembros y los mataron, muchos fueron torturados antes para poder saber hasta dónde llegaban las ramas conspiratorias del atentado. El Secretario de las Fuerzas Armadas de la dictadura José René Román más conocido como “Pupo” fue arrestado y torturado al saber que formaba parte del complot. Ramfis Trujillo fue el que dio el visto bueno a todas las ejecuciones de aquellos que habían quitado la vida a su padre.

Los miembros de la familia de Trujillo hicieron todo lo posible por mantener el régimen dictatorial que dejo Rafael Leónidas Trujillo e incluso conspiraron con hacer un golpe de Estado al actual presidente Balaguer, pero finalmente por presiones nacionales o por la gran convicción del Doctor Balaguer la familia se marchó del país dejando en manos del presidente de la República el futuro del país. Un Consejo de Estado liderado por Balaguer puso en marcha una apertura política que culminó con la celebración de elecciones en el año 1962, estas elecciones fueron las primeras con características democráticas en las que los partidos políticos volvieron a tener participación en la gobernación del país dominicano. El vencedor de esas elecciones fue Juan Bosch del partido Revolucionario Dominicano con un 59,5% de los votos escrutados.

Joaquín Balaguer, miembro de la República durante de la Dictadura de Trujillo. 

Fue en 1966 cuando asciende al poder Joaquín Balaguer uno de los “presidentes títeres” de la dictadura de Trujillo. Se mantuvo en el poder durante doce años y se valió de fraudes electorales además de la represión a todos sus opositores para poder legitimar su elección “democráticamente”. Balaguer trajo durante esos doce años una dictadura disfrazada de democracia haciéndose valer de “artimañas” para ganar las elecciones continuamente. Su gobierno dejo buenas sensaciones y proyectos que modernizaron el país, aunque también hubo tensiones todas derivadas de la ocupación continua de poder del Doctor Balaguer que dejo periodos de conflicto. En 1972 un grupo armado denominado “Los Palmeros” protagonizaron una resistencia a las intenciones dictatoriales de Balaguer muy similares a las de Trujillo por eso intentaron su derrocamiento, finalmente no fue así.

En 1978 se volvieron a dar elecciones que dejaron como ganador  a Antonio Guzmán Fernández líder del Partido Revolucionario Dominicano. Su mandato se caracterizó por ser uno de los más liberales de las últimas décadas, su gobierno se dio hasta 1982 cuando se suicidó, sucediéndole el vicepresidente de turno Jacobo Majluta, en las elecciones siguientes ganó Salvador Jorge Blanco nuevo líder del mismo partido. En el año 1986 Joaquín Balaguer volvió al gobierno con 80 años de edad, venció en las elecciones de 1990 y 1994 todas estas elecciones con un claro trasfondo de fraude electoral. Estas denuncias de fraude hicieron que se diera una reforma electoral y un acortamiento de los mandatos presidenciales. En las elecciones de 1996 resulto electo Leonel Fernández miembro del Partido de la Liberación Dominicana, este gobierno trajo una modernización del país dominicano dejando atrás un periodo de dictaduras, amaños electorales y supremacía de los altos mandos militares.

Presidente de la República Dominicana en 1996, el Doctor Leonel Fernández. 

 

Un saludo de MR. Democracia.

Las mentiras que se construyeron entorno a la figura de José I Bonaparte.

El territorio español estaba sumido en una terrible crisis, una crisis social, política y económica que cada vez desgastaba más a España. Esta crisis venia dada por el mal gobierno del monarca Carlos IV. Su hijo Fernando VII vio oportuno crear varias conspiraciones para hacerse con el gobierno de su padre. La figura de Manuel Godoy, mano derecha de Carlos IV, cada vez se hacía más grande haciendo que Fernando temiera por su futuro trono. Estas innumerables tensiones en la cima del gobierno español se vieron finalizadas por la ocupación del ejército de Napoleón.

Godoy realizó un pacto con el gobierno del emperador francés para que sus tropas pasaran por el territorio español con el objetivo de atacar el país de Portugal, territorio que era aliado de Inglaterra, principal enemigo de Napoleón. El ingenuo primer ministro español se dio cuenta bastante tarde de que las tropas imperiales quedaban en el territorio español sin ninguna intención de llegar a tierras portuguesas, produciéndose así una de las ocupaciones más famosas de nuestra historia.

El 6 de Junio Napoleón publicó el decreto de nombramiento de su hermano mayor como Rey de España, una persona que antes de hacerse con el trono español había ocupado grandes cargos de gobierno como eran los de diputado por Córcega en el Consejo de los Quinientos, Príncipe y Gran Elector del Primer Imperio Francés y rey de Nápoles. Unos credenciales que pueden demostrar con hechos que confeccionan la figura de un gran gobernante, un gran político y un mejo diplomático cosa que contrasta con la opinión pública del momento en España, que transformaron su figura por ser un invasor.

Los distintos medios propagandísticos de la época generaron una crítica continua en torno a la figura de José I Bonaparte, algo que en realidad estaba toralmente equivocado. Muchos historiadores expertos en esta época han ido destruyendo todos los mitos, leyendas y mofas que adornaron la figura del monarca español. La llegada al trono de España de José I se realizó en plena guerra de la independencia española y todos vieron en su figura la manera de luchar contra el invasor francés haciendo que la opinión pública difundiera grandes mentiras entorno a su persona y entorno a su gobierno en España.

El monarca español realizó innumerables actos para cambiar la imagen que se tenía de él, entre ellos salidas al teatro para resaltar su gusto por la cultura, también promovió las fiestas taurinas, pretendiendo mostrar el aprecio a  la cultura española, y, además, inició grandes relaciones con la iglesia española para difundir la imagen de hombre católico y devoto.  Sin embargo, todos estos actos no pudieron frenar las innumerables críticas y mitos entorno a su figura que llegan hasta día de hoy.

Quizás la expresión que ustedes más conozcan es la de “Pepe Botella”, uno de los apodos más conocidos a día de hoy, que pesar de su relación con la bebida y el alcoholismo, los rumores acerca del monarca estaba muy lejos de ser ciertos. Los distintos documentos del momento contrastan todas las mofas que se le adjudicaron a este hombre.

Se le adjudicaron innumerables defectos a José I Bonaparte, entre ellos parte de los ataques de la prensa de la resistencia española. Una de las cualidades que se le atribuyeron a su figura fue la de un maniaco sexual y acosador de mujeres. José I era una persona que como hemos podido ver en los retratos de aparato era atractivo y alto, sin embargo, la prensa española del momento construyó una imagen deforme de él con los atributos de un jorobado, tuerto o incluso un cojo que tenía que ir detrás de las mujeres para que se fijaran de él. En realidad José I tenía una vida sexual bastante satisfactoria y jamás realizó ningún tipo de acoso a ninguna dama debido a su deformidad.

Otro de los mitos que crecieron en torno a su figura fue el que le caracterizaba como un monarca violento y guerrero que siempre tenía sed de sangre, algo que contrasta totalmente con la auténtica realidad. La historia ha demostrado que José I Bonaparte era un monarca pacifico que siempre realizó obras para fomentar la paz con el pueblo español  intentando reconciliarlo con los franceses, algo que jamás se pudo conseguir. Además impulsó innumerables obras de carácter cultural y científico en nuestro país. Una de las ideas más destacadas fue la de la creación de un museo nacional que alberga las obras más destacadas de nuestro país, esta idea fue tomada por Fernando VII para realizar la construcción de la pinacoteca más grande de España, el Museo del Prado. Además, logró grandes mejoras en la educación y en la ciencia de nuestro país. No obstante, a pesar de estos grandes logros, el pueblo español tenían una imagen distinta del monarca, siendo ésta más cercana a la de un borracho glotón que a la de un rey pacifico e ilustrado.

La prensa del momento también le atribuyó otro gran apodo a la figura del rey como fue el de “rey de naipes”, un apelativo despectivo relacionado con la figura de un ludópata empedernido y adicto a los juegos de cartas, algo que no era cierto, puesto que los juegos de cartas era el entretenimiento de aquella época en las grandes reuniones de palacio. Tras estudios realizados sobre los presupuestos y gastos de palacio durante su reinado, no se encontró ningún gasto extraordinario en cartas.

El último de los mitos que vamos a desmitificar es la idea de que este personaje era un borracho y un bebedor impulsivo. Esta leyenda nace en Logroño, concretamente en Calahorra, en la finca de un noble donde se hospedó el monarca. A la mañana siguiente, después de la salida del rey de dicha finca el dueño denunció la desaparición de todos sus vinos acusando a José I de hacerse con ellos y bebérselos para saciar su alcoholismo. Esta denuncia incierta fue tomada por la prensa del momento para atribuirle al rey la cualidad de borracho y bebedor.

Los mitos y leyendas que nacieron en la lucha contra el invasor francés hicieron de la figura de José I un títere donde poder arrojar todo tipo de insultos y defectos. Pero lo más injusto es que hoy en día la población tiene esa idea de él, algo que podemos ver en gran cantidad de libros de textos escolares. No obstante, se sigue trabajando mediante estudios e investigaciones de numerosos historiadores para cambiar esta idea equivocada.

 Saludos de Mr. Democracia.

Alan Turing, el padre de la computadora.

Alan Mathison Turing nació en Londres el 23 de Junio de 1912. Fue un matemático científico de la computación y corredor de ultra distancia. Se le considera uno de los padres de la ciencia de la computación siendo el principal precursor de la informática moderna. Turing realizó grandes avances en la computación creando lo que conocemos hoy en día como “la máquina de Turing”, además, formuló su propia versión de la hoy aceptada tesis de de Church-Turing.

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Durante la II Guerra Mundial trabajó descifrando los códigos que empleaban los nazis en sus movimientos militares por todo el continente. Turing se centró en lo que se conoce como la máquina Enigma, esta máquina disponía de un mecanismo de cifrado rotatorio que permitía cifrar y descifrar mensajes, más tarde fue empleado por las tropas alemanas. Alan Turing fue, durante un tiempo, el encargado de dirigir la sección encargada de descifrar el código de Enigma.

Tras la guerra, Turing creó una de las primeras computadoras electrónicas programables digitales en el Laboratorio Nacional del Reino Unido. Más tarde, construyó otra computadora en la Universidad de Manchester. Sus estudios en el sistema FISH (maquinas de teletipos codificados que fabricaron conjuntamente Lorenz Electric y Siemens & Halske) ayudaron al desarrollo posterior de la primera computadora programable electrónica digital llamada “Colossus” que fue diseñada por Max Newman y su equipo. Esta computadora fue empleada en el desciframiento de los códigos FISH.

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Para poder descifrar los códigos de la maquina Enigma y permitir que los aliados se adelantaran a los movimientos de los nazis, Turing diseñó una máquina electrónica llamada “la Bombe”, la cual se denominó de esta manera en honor a la máquina bomba kryptologiczna, que servía para eliminar una gran cantidad de claves enigmas candidatas. La bombe de Turing, con varias mejoras con respecto a su antecesora polaca, una de las mejoras añadidas, fue sugerida por el matemático Gordon Welchman. Esta mejora fue la herramienta principal que utilizaron los criptógrafos aliados para leer las transmisiones Enigma.

Los trabajos desempeñados por Turing ayudaron a la ruptura de códigos y fueron secretos hasta 1970, ni si quiera sus amigos más íntimos conocían estos secretos.

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-Fotografía de la Bombe de Alan Turing.

Tras los grandes logros realizados para ayudar a los aliados a vencer en la II Guerra Mundial, Turing vio su carrera profesional truncada cuando fue procesado por su homosexualidad. Turing denunció un robo en su casa y en uno de los interrogatorios que le realizó la policía confesó su homosexualidad, por lo tanto se le imputaron los cargos de “incidencia grave y perversión sexual” ya que en el Reino Unido la homosexualidad era ilegal. Turing no se defendió de los actos de los que fue acusado y por lo tanto fue condenado. Después de ser condenado se le dio a elegir entre ir a la cárcel o sufrir una castración química mediante un tratamiento hormonal, finalmente Turing eligió la segunda opción por miedo a ir a prisión.

La castración química produjo grandes alteraciones físicas en todo su cuerpo conduciéndolo a una disfunción eréctil. Dos años después de ser condenado a sufrir esta castración Turing falleció al morder una manzana que contenía cianuro en su interior. No se sabe con seguridad, pero los indicios indican que se trató de un suicidio.

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-Representación pictográfica de Alan Turing y su relación con la manzana llena de zianuro que provocó su muerte.

El 10 de Septiembre de 2009 el primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, emitió un comunicado en el que su gobierno pedía disculpas por el trato que recibió Alan Turing en sus últimos años de vida. En el año 2012 el gobierno de Cameron denegó el indulto al matemático justificando que en el momento que fue condenado la homosexualidad estaba prohibida, y finalmente en 2013 recibió el indulto de todo tipo de culpa, éste se lo concedió la Reina Isabel II, otorgándole la medalla de la Orden del Imperio británico.

Saludos de MR. Democracia.