Troya

La famosa Troya (antigua Ilión) de las leyendas griegas del relato de Homero se encuentra situada en el extremo noroeste de Asia Menor, en la actual Turquía, ubicada sobre el montículo Hissarlik.

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Ubicación de Troya

Muchos arqueólogos creían que realmente esta ciudad nunca existió, pues solo se tenía constancia de ella a través de los poemas épicos de Homero, donde nos cuenta la destrucción de la rica y gran amurallada Troya, tras 10 años de asedio, en el año 1.180 a.C., año referente cultural griego. Troya es conocida a través de obras como «La Iliada» donde nos cuentan la batalla de Troya entre los aqueos y los troyanos, producida por el secuestro/huida de Helena de Esparta con Paris, príncipe de Troya, donde aparecen personajes míticos como Aquiles, Héctor, Agamenon, Odiseo, Priamo o Áyax. «La Odisea» donde Homero nos cuenta las aventuras del heroe Odiseo de vuelta a casa tras la victoria en Troya. «La Eneida» obra en la que Virgilio por encargo del emperador Augusto, cuenta la historia de Eneas, troyano que logra huir junto a su hijo Ascanio, de sus descendientes proviene Romulo y Remo, fundadores de Roma, por tanto, mediante este relato se busca dar un origen mítico y divino de Roma.

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En el mito observamos como Troya en sus inicios era llamada Ilión, pues su fundador era Ilus, hijo de Tros, de quien deriva Troya. El hijo y sucesor de Ilus fue Laomedón. Durante el reinado del hijo de Laomedón, Priamo, tuvo lugar la conocida guerra de Troya por el rapto de Helena de Esparta, que provocó la captura y destrucción de la ciudad a través del conocido caballo de Troya.

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Según la historiografía se piensa que esta guerra entre los aqueos y los troyanos se produjo por motivos estratégicos, económicos y por el control de las rutas comerciales en Anatolia.

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Como ya he mencionado con anterioridad, Troya se creía que realmente no existía puesto que solo se conocía a través de la obra de Homero, pero esto cambió como la llegada de Heinrich Schliemann que demostró que los lugares que la Iliada describía eran realmente lugares históricos.

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Heinrich Schliemann

Schliemann nació el 6 de enero de 1822 en Alemania, su padre le regaló la Iliada cuando era muy pequeño. El pequeño quedó fascinado con la historia entre los griegos y troyanos, por ello, decidió desde muy joven encontrar las ciudades de la obra de Homero. Desenterró no una Troya, sino distintas troyas construidas sobre distintas fases de construcción.

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Fases ocupación de Troya

Schlimann no tenía ningún tipo de formación científica. Estuvo hasta los cuarenta y cuatro años haciendo fortuna como comerciante y posteriormente se dedicó a intentar demostrar que el relato homérico era cierto. Su primer objetivo era demostrar que la ciudad destruida de Troya era cierta. Hasta el año 1870 no empezaron las excavaciones en el monte Hissalik (Turquía), cerca de la costa, pero esta excavación era un proyecto que unos años antes había comenzado el inglés Frank Calvert y que tuvo que abandonar por falta de dinero.

Schliemann estaba convencido de la veracidad de la Troya de Homero y, a pesar de tener en su contra a toda la comunidad científica de la época que lo tildaba de loco, Schliemann comenzó las excavaciones en septiembre de 1871 con un total de ochenta trabajadores

El amante de la Iliada descubrió en los años siguientes lo que parecían tres ciudades superpuestas de cronología romana y helenística. En su afán de ir más rápido y obtener vestigios de época homérica, provocó varios destrozos arqueológicos con sus trabajos ahondando hasta los niveles de la Edad del Bronce. En esta búsqueda alcanzó en 1873 un gran hallazgo: una vasija de cobre que contenía una colección de joyas que las denominó como «El tesoro de Priamo», cuyas joyas puso sobre su esposa, Sofía Engastromenos.

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Estas piezas no tenían nada que ver con las del rey de época homérica. La enorme cantidad de objetos preciosos encontrados (más de 10.000 piezas de oro) que denominó «El Tesoro de Priamo» fue encontrado en la fase conocida como Troya II, mientras que el rey Priamo que aparece en la Iliada, habría sido habitante de la fase de Troya VI o VII, que fueron ocupadas cientos de años después.

Schliemann tuvo enormes dificultades para sacar los tesoros de Turquía, sin embargo logró ponerlo a buen recaudo, siendo valorada la colección en la astronómica cifra de 80.000 libras esterlinas de la época. Así pues el tesoro acabó en Berlín, pero tras finalizar la II Guerra Mundial con la derrota de Alemania, Stalin las traslado a su capital (Moscú) donde se encuentran actualmente en el Museo Pushkin.

En 1882 Schliemann convenció al alemán Willhelm Dörpfeld para que se uniera a su aventura, consiguiendo con ello que sus trabajos no fueran los del buscador de tesoros, sino los de un verdadero arqueólogo, ayudandole a reinterpretar las unidades estratigráficas de las distintas fases de Troya. Dörpfeld continuó la excavación en Troya tras Schliemann. Fue él quien según sus estudios colocó a la troya de Homero en el nivel VI.

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Wilhelm Dörpfeld

Finalmente, el arqueólogo estadounidense Carl Blegen rechazó la tesis de Dörpfeld de la Troya VI como fase de la Iliada, probablemente destruida por un terremoto y no por un incendio, por ello, Blegen se decidió por la fase de asentamiento de Troya VII, que data de 1.250-1.000 a.C. donde existe un amplio estrato de cenizas y restos carbonizados, entre los vestigios hallados en este estrato figuran restos de esqueletos, armas, depósitos de guijarros, etc.

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Carl Blegen

A través de los hallazgos arqueológicos podemos extraer 10 niveles de ocupación de la ciudad de Troya. Las cuatro primeras, desde Troya I a Troya IV, se desarrollan durante el III milenio a.C. habiendo una clara continuidad cultural hasta la fase de Troya V. Observamos como en la Troya VI se produce un auge de la ciudad. Troya VII por sus hallazgos es la principal candidata para identificarse con la Troya homérica. Posteriormente, Troya VIII y Troya IX son las fases de ocupación de la Grecia Arcaica, la época clásica, el periodo helenístico y la ocupación romana. La Troya X es la perteneciente al periodo Bizantino.

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Las 10 fases de ocupación de Troya

Troya I

Descubierta por Schliemann, estaba constituida por un recinto de murallas fortificadas de piedras, de 2,50 m. de grosor, probablemente con bastiones cuadrangulares. Aún quedan huellas del oriental con una altura mayor, 3,50 m. que son las que controlan la entrada. Sus murallas están formadas por piedras irregulares y se estrechaba por la parte alta. Las viviendas asociadas tienen una planta rectangular y en su interior observamos por primera vez cerámica decorada con rostros humanos esquemáticos. Esta fase de ocupación se sitúa en el periodo del Bronce Antiguo entre el 2.920-2.500 a.C. Fue destruida por un incendio y reedificada, dando lugar a Troya II.

Troya II

Pese a que Troya I fue destruida, no existe interrupción ni cronológica ni cultural con Troya II. Esta se desarrolla entre el 2.500-2.350 a.C. en ocho fases constructivas durante las que creció hasta ocupar una superficie de 9.000 m2. Su muralla es de planta poligonal y fue realizada con adobes sobre una base pétrea, en ella observamos dos puertas accesibles por rampas de piedra y torres cuadradas en los ángulos. El edificio más destacado es el megaron de unos 35 metros. En esta fase de Troya Scliemann encontró el denominado «Tesoro de Priamo».

Troya III, IV y V

Durante el III milenio a.C. una primera ola de migraciones de pueblos indoeuropeos marca en el mediterráneo sensibles cambios, registrados en la Troya de las fases III-V . Estas fases no parecen interrumpirse, pero sí ralentizarse drásticamente. Se observa como las construcciones son de peor calidad respecto a las anteriores fases. Esta se desarrolla entre el 2.350-1.800 a.C. En esta fase podemos destacar hallazgos arqueológicos como los vasos antropomórficos encontrados en Troya III por Schliemann, los hornos en cúpula y las viviendas de cuatro habitaciones de Troya IV y la ruptura cultural que se observa en el urbanismo regular con habitaciones más espaciosas de Troya V.

Troya VI

Este nivel corresponde al periodo que engloba del año 1.800-1.250 a.C. cuando probablemente un fuerte terremoto acabó con la ciudad. En este nivel destaca la fortaleza, con el monumental bastión de 9 m de altura, en caso de asedio, la ciudad disponía de una gran cisterna de 8 m de profundidad en el interior del bastión central. Utiliza una técnica de construcción compleja, con unas bases de piedra y la superestructura de adobes en una altura de 4-5 m. Además la disposición de los edificios y el urbanismo se adapta a la forma circular de las murallas, cuyo centro estaba formado por los edificios más importantes: el palacio y el templo.

Troya VII

El nivel de Troya VII abarcaría el periodo situado entre los años 1.250-900 a.C. El arqueólogo Blegen rechazó la tesis de Dörpfeld que defendía la Troya VI como la ciudad homérica y se inclinó por el nivel de Troya VII-A, algunos eruditos señalan que la ciudad del rey Priamo corresponde con Troya VII-A, a pesar de la indudable inferioridad artística y arquitectónica que la distingue de la precedente.

En el nivel Troya VII-B se ha supuesto un asentamiento de un pueblo extranjero procedente de los Balcanes. Durante este período se produjeron al menos dos incendios y uno de ellos produjo el final de esta ciudad.

El signo más evidente de un cambio en el orden social y cultural se observa en la aparición en el nivel de Troya VII-B2 un tipo de cerámica denominado knobbed ware.

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Cerámica de tipo knobbed ware

El arqueólogo Manfred Korfmann defiende un nivel de Troya VII-B3 que se diferencia del anterior por la llegada de otra colonia diferente a la anterior que se caracteriza por la utilización de la cerámica protogeométrica que desapareció en torno al 900 a.C. quedando un lugar casi deshabitado.

Troya VIII y IX

Tras un abandono de la ciudad de unos 200 años, observamos un nuevo auge arquitectónico sobre todo de tipo religioso, ya que, son las fases de ocupación de la Grecia Arcaica, la época clásica, el periodo helenístico hasta su destrucción por parte de los hombres de Mario y la posterior ocupación y remodelación romana. El nivel de Troya VIII ocuparía los años 700-85 a.C., mientras que Troya IX ocuparía 85 a.C – 400 d.C.

Troya X

Este nivel de Troya X comprende los restos de época bizantina pertenecientes al 1.300-1.400 d.C. hasta la caída de Bizancio. Posteriormente se deshabito produciendose un montículo de estratos.

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Guerra de Troya

Un saludo, Señor República.

Vlad Drácula: vida y mito

Vlad Drácula también conocido como Vlad Tepes o Vlad III es un monarca que desde su vida (1431-1476) años que datan entre el final de la Edad Media e inicios de la Edad Moderna (1453 caída de Constantinopla y 1492 descubrimiento de América) hasta nuestros días ha sido objeto de diversas interpretaciones, dando lugar a la creación de diversos mitos y leyendas que con el paso del tiempo han ido engrandeciendo la figura de este personaje, pasando de ser el rey de Valaquia a ser el Príncipe de las Tinieblas, ya que Bram Stoker basó su obra Drácula en el personaje de Vlad Drácula. Este artículo se ocupa de la evolución de esta figura durante la Edad Moderna hasta la llegada a Bram Stoker, escritor que se basó en nuestro personaje para la creación de la obra literaria de Drácula (1897), novela que dio forma al mito del vampiro que tanto se ha difundido tras su éxito y que en la actualidad ha dado lugar a una gran saga tanto de libros como de películas de ciencia ficción sobre vampiros.

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Biografía

Vlad Draculea nació en Sighisoara (cerca de Valaquia, Transilvania, Rumanía) el año 1431 y muerto cerca de Bucarest (capital de Rumanía) el año 1476.

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Nacido en 1431 en Sighisoara, cerca de Valaquia (Transilvania, Rumanía) durante el exilio de su padre Vlad II Dracul. Vlad Tepes fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad Dracul, príncipe de Valaquia y miembro de la Orden del Dragón. Esta orden, en la cual ingresó Vlad Dracul por concesión de Segismundo de Luxemburgo en el año 1431, tenía como emblema una serpiente alada, símbolo del diablo en la cultura folclórica rumana, y en sus filas se encontraba un numeroso ejército de fieros guerreros.

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Vlad Tepes vivió una infancia traumática, hecho que sin duda resultó determinante a la hora de conformar su sádica personalidad. Entre 1436 y 1444, pasó su infancia en Tirgoviste, capital de Valaquia, ya que su padre recuperó el trono.

De 1444 a 1448, él y su hermano pequeño Radu II el Bello, permanecieron como rehenes entregados por su propio padre a los turcos en Edirne (Adrianópolis) como símbolo de apoyo al sultán Murad II. Durante su cautiverio, el joven Vlad fue adiestrado en las artes de la guerra y se familiarizó con la cultura y la lengua turca, pero en octubre de 1448, tras el asesinato de su padre que había muerto apaleado y de su hermano Mircea, al cual le habían quemado los ojos con un hierro candente antes de enterrarlo aún con vida. Ambos sucesos fueron ordenados por el conde Juan Hunyandi, antiguo aliado de Vlad II, y apoyados por los boyardos, que eran la aristocracia local, a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno. Vlad con el apoyo de los turcos retornó a Valaquia, donde fue coronado  como nuevo rey bajo el nombre de Vlad III.

Este primer reinado no durará mucho, ya que, ese mismo año tuvo que abandonar el poder, pues se produjo la rebelión de los boyardos, encabezados por Juan Hunyadi, regente de Hungría, esto obligó a Vlad a exiliarse en noviembre de 1848, primero a Moldavia y más tarde a Hungría.

Este suceso no freno sus ansias de recuperar el trono, más bien lo ascendió, puesto que reunió a su propio ejército y finalmente en el año 1456 vio cumplido su sueño al recuperar la corona de su ansiada Valaquia, tras matar a Vladislav II.

Durante su segundo reinado en Valaquia que data entre 1456 y 1462, empieza a forjarse su imagen negativa y la leyenda sobre el sadismo de Vlad Dracula a quien empiezan a denominar como Vlad Tepes, a quien se le atribuyen más de cien mil muertes durante este periodo. Esta imagen negativa proviene de su entorno en las poblaciones sajonas y húngaras, con quienes mantendrá una política de tensa hostilidad y enfrentamientos, al igual que con los turcos.

En 1462, lanza una ofensiva contra el territorio fronterizo turco, que causó veintitrés mil muertos, a la que Mehmet II responde en junio con una campaña, en la que el sultán está a punto de perecer, y en la que los otomanos lograron acabar con los recursos del rey de Valaquia, entronizaron al hermano de Vlad, Radu II el Bello como rey de Velaquia y lo obligaron al exilio en Hungria. Una vez allí, pidió asilo al rey húngaro, Matías Corvino, quien, lejos de atender sus peticiones, lo traslado a Pest y lo mantendrá encarcelado y retenido durante doce años, alegando falsas acusaciones.

En julio de 1475, el rey de Hungría lo libera y pone a disposición de Vlad un ejército a fin de recuperar para su reino el territorio de Valaquia. Un año más tarde, en noviembre de 1476, Vlad Tepes volvía a hacerse con la corona de Valaquia tras la victoria en la batalla de Vaslui, en la que contó con el apoyo de las tropas de su primo, el principe Esteban Bathory de Moldavia, con un ejército formado por transilvanos, boyardos valacos y moldavos.

Tras esta batalla, su primo Esteban volvió a Transilvania dejando a Vlad en una posición muy débil frente a los enemigos turcos. Por ello, a las pocas semanas de su triunfo, en la Navidad de 1476, el rey de Valaquia, Vlad III fue asesinado en una emboscada realizada por los turcos, que lo asesinaron y exhibieron su cabeza en una estaca en Estambul.

Mitos y leyendas de su figura durante la Edad Moderna

Como ya he mencionado anteriormente, Vlad Dracula fue el personaje en el que el escritor irlandés Bram Stoker se inspiró para crear el personaje del vampiro en el Conde Drácula, con lo cual observamos que la imagen que ha dado lugar durante su vida y que nos ha llegado a la actualidad sobre él es una imagen negativa, perversa, de sádico, de diabólico y de no tener compasión hacia el enemigo.

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Esto por lo que se observa ya viene de herencia anterior a él, ya que su padre se gana por méritos propios el apodo de “Dracul” (El Diablo) por su afamada crueldad y sangre fría y que posteriormente heredaría su predecesor. Predecesor que ha pasado a la historia por su apodo Drácula (proviene de “Draculea”). La terminación “ulea” en rumano quiere decir “hijo de”, lo que podría traducirse como “El hijo del Diablo”.

En los documentos de la época se le describe como un tirano sanguinario, alejado de la fe cristiana, que goza con la muerte indiscriminada y que siente predilección por empalar a sus víctimas, lo que le valdrá posteriormente, a mediados del siglo XVI, el apelativo de ‘Empalador’ que en rumano significa Tepes, de ahí su denominación más conocida como la de Vlad Tepes (Vlad el Empalador) y que llevará a convertirlo en el famoso Drácula.

Su comportamiento diabólico y sin compasión se entiende ya desde muy pequeño, pues a muy temprana edad, trece años, fue enviado junto a su hermano, por su propio padre para ser rehén del sultán turco y luchar en su ejército de ese modo aprendió muy tempranamente disciplina militar y no pudo gozar de una infancia placentera.

Lo cierto es que un delegado papal en la corte húngara lo describió así:
No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto
espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas
pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra.

Esta descripción nos describe a un personaje frío, que provoca miedo y espanto, nos describen la imagen de un sádico que no siente compasión ante nadie y concuerda con los mitos y leyendas que se cuentan en torno a su figura.

En la actualidad, observamos como esa imagen ha ido cambiando y que tanto en las películas como en los libros actuales se representa a Dracula como un personaje más varonil y sobre todo romántico, algo que no concuerda con su descripción en los documentos de la época.

Como ya he mencionado anteriormente, el apodo de Tepes nos indica su predilección a la hora de ejecutar a sus enemigos, puesto que tenía predilección por la técnica empalamiento. Esta técnica de tortura y ejecución terrorífica consistía en introducir a la victima sobre una estaca de punta afilada de aproximadamente 3,50 m de longitud atravesarlo por el ombligo o el corazón, levantarlo y dejarlo morir, esta muerte sería relativamente rápida y estaría destinada para los más afortunados.

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Es destacable la leyenda que cuenta que un buen día un comerciante extranjero pidió auxilio a Vlad porque unos ladrones le habían robado un saco con monedas de oro, Vlad le dijo a ese comerciante que se marchara y regresara mañana, al día siguiente este comerciante entro al salón principal donde allí se encontraba Vlad en su trono rodeado de los ladrones, sus mujeres e hijos empalados a su alrededor y le dio la bolsa de monedas al comerciante y le pregunto si estaba todo el oro, a lo que el comerciante con voz temblorosa respondió que le sobraba una moneda, Vlad le dijo que su honradez le había salvado ya que había una de más, si hubiera dicho que estaba todo hubiera acabado empalado al igual que sus ladrones.

La población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto, cuenta la leyenda que organizó un festín en una casa de las afueras de la ciudad, en la cual se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos y enfermos. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad se presentó con su guardia en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquél, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado.

Nunca sabremos si esto es verdad o mentira, pero lo que sí es cierto es que este comportamiento convertirá a su país en un lugar más seguro sin ladrones, llegó a tal nivel de seguridad que según la leyenda en las fuentes y plazas de los pueblos se mandaban colocar una copa de oro para beber de ella, ya que nadie sería capaz de robarlas, pues en caso de hacerlo sería sometido ante la justicia de Vlad.

Hay un mito sobre las caravanas de comerciantes alemanes que en su ruta no pararon por su amada Valaquia a comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo, mandó asesinar a los comerciantes exceptuando a dos, pero a estos dos no les perdono, sino que a uno de ellos le sacó los ojos y al otro le cortó la lengua y los hizo volver con las cabezas de los comerciantes a su lugar de partida.

Además, según cuenta la tradición rumana dos monjes fueron a reunirse con Vlad a su castillo. Cuando entraron observaron los cuerpos empalados al rededor de la corte y Vlad les preguntó que qué les parecían los empalamientos, uno de ellos respondió que hacía muy bien en hacerlos pues era una misión divina castigar el crimen, mientras que el otro lo condenó. Uno de los monjes fue empalado y el otro fue recompensado. Según las versiones tradicionales rumana y rusa, premió al honesto y empaló al que lo alabó.

También es conocido su afán por beberse la sangre de sus enemigos y comer rodeado de empalados, un visitante que comió junto a él tuvo que taparse la nariz al no poder respirar con la olor a putrefacción que había en la sala, Vlad se lo tomo como una falta de respeto y lo mando empalar en lo más alto del salón ya que allí podría respirar mejor.

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Supuestamente, entre 40.000 y 100.000 personas murieron de esta manera, o a través de otros métodos de tortura, a manos de los hombres de Vlad, durante los años que duraron sus sucesivos reinados, siendo su segundo reinado (1456-1462) el que lo culminó con su imagen negativa: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo e incluso algún mendigo. Vlad odiaba, más que cualquier cosa, los robos, las mentiras, el adulterio, y no perdonaba a nadie por su rango, es más cuanto mayor era el rango del traidor, más duro era el castigo.

De este mismo modo, Vlad consiguió acabar con los enemigos interiores como eran los boyardos (aristocracia local) quienes asesinaron a su padre y a su hermano. Estos durante su segundo reinado entraron como invitados a un festín el día de Pascua de 1459 en Tirgoviste, donde les pidió ir vestidos con sus mejores galas. Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos que fueron atados, colocados boca abajo y empalados con estacas romas que penetraban más lentamente en su cuerpo para que el suplicio durara más. Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Se dice incluso que un ejército turco que pretendía invadir Valaquia se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio.

Mientras que a los boyardos más jóvenes los obligó a ir desde Tirgoviste hasta lo alto del monte Poenari. Los boyardos fueron a pie y muchos perecieron en el largo camino, pero los que llegaron aún con vida fueron obligados allí a trabajar como mano de obra esclava y a construir el castillo de Vlad, de este modo sus preciosas ropas de galas quedaron convertidas en harapos, mientras eran obligados a construir el castillo e iban muriendo de cansancio, enfermedad o de hambre a lo largo de los meses de trabajo. Este castillo es el conocido como Fortaleza de Poenari y este es el verdadero castillo de Vlad.

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Verdadero castillo de Vlad en Poenari

Esta fortaleza estaba localizada en un punto estratégico excelente en lo alto del monte Poenari y desde el que podía visualizar Velaquia y la llegada de cualquier enemigo. En la actualidad, cuando se habla del Castillo de Drácula muchos piensan erroneamente en el Castillo de Bran como lugar de la antigua residencia de Vlad, esto se debe a que Ceacescu, antiguo presidente de Rumanía, sabía que tras la obra de Bram Stoker sobre Drácula una oportunidad así no la podía dejar de escapar, pues el castillo real de Vlad Tepes estaba en ruinas y andaba lejos de las principales atracciones turísticas, por lo que decidió buscar en otras localizaciones como Brasov, capital turística del esquí en Rumania, allí se encontraban varios castillos y fortalezas, entre los que destacaba el Castillo de Bran, lugar del que hizo publicidad para atraer turismo.

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Castillo de Bran (falso castillo de Vlad)

Además de todo esto, Vlad logro atrapar al más peligroso de sus adversarios, Dan Voeivod en la primavera de 1460, al que obligo a cavar su propia tumba y asistir a su funeral antes de hacerlo decapitar.

Tras acabar con los enemigos interiores, Vlad se dispuso a acabar con los enemigos exteriores. De este modo, decidió alzarse contra los turcos. Este alzamiento contra los turcos empezó en 1459, cuando el papa Pio II convocó a una nueva cruzada contra los turcos, en el congreso de Mantua. Pero solo Vlad y Matías Corvino, rey de Hungría respondieron afirmativamente a la petición del papa. En 1460, el sultán Mehmet atacó la fortaleza de Smederevo, en Serbia, cerca de la frontera con Valaquia lugar donde residía un gran amigo de Vlad, y allí despellejo y luego descuartizo a uno de los mejores amigos de Vlad, Miguel Szilahyi.

A partir de ese instante, Vlad decidió que Valaquia debía dejar de pagar el tributo al sultán turco y dejar de servir como intermediario entre turcos y húngaros. Este tributo anual que Valaquia debía pagar a los otomanos consistía en 10.000 ducados y 200 niños cristianos, para ser formados como jenízaros. Cabe recordar que él mismo junto a su hermano fueron mandados por su padre desde muy pequeños como parte de este tributo. Cuando Mehmet II se percato de que Vlad no iba a pagar, envió a varios representantes de su corte a Tirgoviste, para pedir explicaciones a Vlad por su retraso en el pago del tributo. Estos iban ataviados con sus ropas tradicionales, entre ellas el turbante. Al presentarse ante él, Vlad les preguntó por qué no le mostraban respeto descubriéndose la cabeza, y los turcos respondieron que no era costumbre en su país. Vlad ante tal ofensa respondió a las exigencias de los enviados turcos clavándoles el turbante a sus cabezas.

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A finales de 1461, Vlad comenzó con su plan para liberar Valaquia del yugo turco. Empezó por atacar las fortalezas otomanas del Danubio. Aunque en algunas de ellas no le hizo falta usar la fuerza, como en la fortaleza de Giurgiu, lugar al que entró disfrazado de turco, y hablando el turco a la perfeccion, allí engaño a los defensores de la fortaleza para que le abrieran la puerta. Una vez logrado su objetivo y tras lograr la victoria en esa fortaleza hizo pagar a los defensores por su error ejecutandolos de diversas formas y quemado la ciudad hasta los cimientos.

Desde Giurgiu, Dracula se dirigió Danubio abajo hacia el mar negro, con su infantería viajando en barcazas y la caballería protegiendo ambas orillas del rio. Quemando pueblos y ciudades, saqueando todo el alimento que encontraba y empalando a todo turco que veía, Dracula empezó a recibir la ayuda de búlgaros, serbíos y griegos en su ruta hacia el mar negro.

Cada ciudad que conquistaba, Vlad enviaba una carta a Corvino informándole detalladamente del número exacto de enemigos que había eliminado: 6.414 en Giurgiu, 1.350 en Eni Sala, 6.840 en Durostor, 1.138 en Nicopolis, etc. Segun decía, en total había terminado con la vida de 23.884 turcos, incluyendo aquellos que habían sido quemados vivos en sus propias casas. Y como prueba, envió a Corvino dos grandes sacos llenos de orejas y narices de turcos, además de varias cabezas, incluyendo la de los enviados turcos, con el turbante aun clavado.

Sin embargo, el ejército turco lanzó una ofensiva contra Vlad en la que por su mayor número de contingentes acabarón invadiendo Valaquia, colocó a Radu II el Bello, hermano de Vlad como monarca de Valaquia y obligaron a Vlad a huir a Hungría.

Vlad huyó a Hungría para pedir protección y apoyo del rey, pero el rey lo encarceló hasta el verano de 1475. Durante sus doce años de encierro pedía a los guardias que le trajeran palos y pájaros para aplacar su sadismo empalando a ratones y pajarillos.

Tras su liberación y victoria en Vaslui llego su tercer reinado, reinado corto debido a su pronto asesinato. Este asesinato también esta lleno de mitos y leyendas populares que se crearon tras su muerte y durante la Edad Moderna en cuanto a lo que allí sucedió, ya que existen por lo menos tres versiones relacionadas a su muerte:

Existe una versión que asegura que murió durante la batalla por infieles boyardos que lo traicionaron, esto no es de extrañar viendo el odio que los boyardos guardaban hacía Vlad, persona que mando ejecutar a muchos de ellos en las peores circunstancias y a los que no ejecutaba les guardaba mucho tiempo de sufrimiento y cansancio construyendo su fortaleza.

Otra versión, señala que murió por sus propios guardaespaldas que lo traicionaron. Esta versión tampoco es de extrañar debido a que Vlad luchó y descargó toda su brutalidad tanto contra cristianos como contra musulmanes. Defendiendo lo que le convenía en cada momento, tanto musulmanes como cristianos lo tenían por maldito, quedándose él en una posición media, obligando a musulmanes de su país a luchar contra los musulmanes turcos y a los católicos a matar ortodoxos.

La tercera versión, y a la vez la más difundida, es la que señala que durante la batalla que se produjo durante la emboscada, antes de ser capturado por los otomanos, logró escapar de sus enemigos y para evitar que lo atraparan se colocó el atuendo de un soldado otomano caído para pasar desapercibido entre las filas enemigas y huyó dirección a sus hombres, estos al verlo lo confundieron con el enemigo y el resultado fue una muerte al instante por sus propios soldados, decapitándolo y dejando su cuerpo en el campo.

El único detalle del que se tiene certeza es que los turcos desollaron la cabeza cercenando su cara y su cabellera del cráneo y fueron llevados como trofeo a Constantinopla, donde el sultán ordenó que se colocara en una estaca para no dejar lugar a dudas con relación a la muerte de Vlad Dracula.

En cuanto a su cuerpo, nunca se ha sabido que sucedió con sus restos, pero se piensa que fueron depositados finalmente en el monasterio de Snagov. Durante una campaña arquelógica entre el año 1932-1933 encontraron en el interior de una cripta de la iglesia del monasterio de Snagov el cuerpo intacto y una tela de seda ocultaba la cabeza. Al retirar la tela de seda se pudo observar como la piel del rostro y el cabello habían sido arrancados y vieron como el cuerpo en cuestión de minutos se desintegraba, con lo cual era imposible aclarar de quién era el cadáver.

Sin embargo, según los observadores del momento y teniendo en cuenta la información sobre su muerte y observando la costumbre turca de arrancar la piel de la cara y el cabello se ha concluido que, muy probablemente, se trataba del cadáver del legendario y temido Vlad III, príncipe de Valaquia.

También, hay gente que dice que la tumba que tenía su nombre estaba vacía y en su interior solo habían restos de animales, esta explicación se sustenta en que los monjes griegos que se hicieron tiempo después con el monasterio, no quisieron que un personaje tan despiadado estuviera enterrado en el lugar más sagrado del monasterio, así que sacaron sus restos y los enterraron en otra tumba junto a la entrada. Esa tumba se derrumbó por efecto de una riada y los restos de Vlad se perdieron en el lago.

Estos mitos sobre su persona se fueron creando tras su muerte y fueron creciendo durante la Edad Moderna, hasta la llegada en 1897 de Bram Stoker, fecha en la publica su célebre novela Drácula, en la que el protagonista, identificable con el príncipe Vlad III, es un vampiro que alcanzará enorme notoriedad. Ahora bien, del histórico Vlad III apenas queda rastro, salvo la pertenencia al linaje valaco al que se alude mediante la onomástica al emplear el patronímico (Dracula) o la alusión a su campaña contra los turcos y su predilección a ejecutar a sus enemigos mediante el empalamiento.

Pese a la imagen negativa y cruel que se fue creando sobre Vlad el Empalador durante la Edad Moderna, en Rumanía fue venerado como paladín de la cristiandad contra la invasión musulmana, pese a que siempre se le representa con la estrella de ocho puntas, nunca con una cruz. En la actualidad Vlad Tepes es considerado un héroe nacional en Rumanía.

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Estatua de Vlad Tepes

Un saludo, Señor República.

El Compromiso de Caspe: la elección de un nuevo rey

El Compromiso de Caspe fue una reunión producida por nueve compromisarios en Caspe (Aragón), donde se produjo la renovación de la monarquía catalo-aragones y posiblemente sea el suceso más importante del siglo XV, pues con ella apareció la dinastía Trastamara con la figura de Fernando de Antequera, un noble de Castilla y que posteriormente sus sucesores darán lugar a la unión de ambos territorios (Reino de Castilla y Reino de Aragón) con el matrimonio de Isabel la católica de Castilla y Fernando II de Aragón.

La corona catalo-aragonesa se encontraba en una clara situación de decadencia biológica por la falta de descendencia. Los sucesores de Pedro IV «el ceremonioso» (1319-1387) fueron sus hijos Juan I y Martín I cuyos monarcas ambos tuvieron reinados no muy amplios. Juan I pese a que tuvo doce hijos, siete de ellos varones, todos ellos murieron antes que él, por lo que le sucedió su hermano, Martín I «el humano», que pese a tener un hijo, Martín “el joven”, este murió tempranamente y después el propio monarca en 1410.

  
Pedro IV                                                   Juan I                                           Martín I

Además, pese a que se lograron algunos éxitos exteriores como la reincorporación de Sicilia a la corona de Aragón mediante el enlace matrimonial de Juan I con María de Sicilia, pese a ello nos encontramos ante una situación de carestía en el exterior como podemos observar en su política exterior de expansión mediterránea, ya que se perdieron Atenas y Neopatria entre 1388 y 1391 y tuvieron que sofocar revueltas en Cerdeña y Sicilia. Revueltas provocadas por la República de Génova y por el Papa de Roma. El Papa de Roma, pues estamos en el contexto del Gran Cisma de Occidente, también llamado Cisma de Aviñón y la corona de Aragón se decantó por el Papa de Aviñón.

Por este motivo existe un debate sobre si la expansión mediterránea se produce por los intereses de la dinastía catalo-aragonesa o por los intereses económicos de los mercaderes que ejercen una dura presión sobre el monarca.

En el ámbito interno de la corona catalo-aragonesa tenemos guerras internas en los estamentos entre bandos y grupos de nobles, por ejemplo en el Reino de Aragón hubo tensiones internas entre banderías nobiliarias como los Luna contra los Urrea, o en el Reino de Valencia donde encontramos el conflicto entre la familia Vilaragut y posteriormente los Soler contra los Centelles.

En este contexto se produjo la muerte de Juan I sin descendencia y la muerte después de su hermano Martín I. Martín I «el humano» que tras la muerte de su hijo Martín «el joven» que murió sin descendencia legítima en el 1409 y su padre el año 1410, sin herederos directos legítimos, puesto que su hijo Martín «el joven» tuvo un hijo de una relación extramatrimonial llamado Fadrique de Luna, pese a ello Fadrique podría haber sido rey, pero a la muerte de Martín I tenía tan solo ocho años y carecía de partidarios que apoyaran su candidatura. Además Martín I murió sin haber indicado de forma clara quién habría de sucederle. Con lo cual, no encontramos rey en la corona de Aragón.

Esto dio lugar a un interregno que duró dos años y a que finalmente en el año 1412 se convocara en Caspe una reunión que resolviera la cuestión sucesoria entre dos grandes rivales al trono. Por un lado, Jaime de Urgel de origen catalán, conde de Urgel, casado con la hija de Pedro IV «el ceremonioso» y con lo cual hermana del último monarca y designado por Martín I como lugarteniente general de la corona, por lo tanto, era el candidato con más probabilidades, pero contaba con muchos enemigos dentro de la propia corona. El otro gran candidato es Fernando de Antequera, nombrado de Antequera por sus conquistas en esta zona, un noble castellano vinculado a la Corona de Aragón por su madre, era un hombre de gran prestigio, además en este momento era el regente de Castilla, por ser hermano del anterior rey de Castilla, Enrique III de Trastámara. En Castilla había un rey, pero este era menor de edad y en este momento el máximo dirigente de Castilla era Fernando de Antequera y por lo tanto tenía también un gran poder.

Fernando de Antequera

También había más pretendientes al trono, pero eran de menor importancia como eran: Fadrique, hijo ilegítimo de Martín «el humano», Alfonso duque de Gandía, que murió el 5 de marzo de 1412, antes de que se reunieran en Caspe, y Luis de Anjou y Juan II, estos dos últimos por descender de los reyes de Aragón por vía femenina. Si la referencia es Martín «el humano» tiene más derechos su nieto Fadrique, posteriormente Luis de Anjou y Juan II de Castilla sobrinos segundos de Martín. Si el parentesco se establece con otros monarcas, Fernando de Antequera es nieto de Pedro IV «el ceremonioso», Alfonso de Gandia es nieto de Jaime II y Jaime II de Urgel bisnieto de Alfonso «el benigno» y esposo de Isabel, hija de Pedro IV.

Árbol genealógico

Por lo tanto, varios rivales al trono, destacando sobre todo a Jaime de Urgel y Fernando de Antequera, todo esto en un contexto de conflictividad social en los territorios entre los partidarios urgelistas y los trastamaristas.

El Compromiso de Caspe del 29 de marzo 1412, se realizó en la localidad aragonesa del mismo nombre y supone la propuesta de Alcañiz de la reunión de tres «personas de santa vida y ciencia, buenas y notables» representantes por cada uno de los territorios que conforman la corona de Aragón, estos son tres compromisarios de Aragón, tres de Cataluña y tres del reino de Valencia, para decidir entre los candidatos a un nuevo rey.

Todo ello dentro de un contexto internacional, el Cisma de Aviñón y el traslado del Papado de Roma a Aviñón y con lo cual, nos encontramos en un periodo en el que hay dos Papas y división de la iglesia católica, por un lado los seguidores del Papa de Roma y por otro lado, los partidarios del Papa de Aviñón. En este momento Castilla es partidaria de Aviñón donde el Papa es Benedicto XIII, y por lo tanto es partidario de Fernando de Antequera. Esto influye en el pensamiento de un compromisario de Valencia como es San Vicente de Ferrer, un personaje que mueve masas con sus predicciones y que era partidario de Aviñón.

Además, en este contexto tenemos una situación conflictiva socialmente, en el caso del reino de Valencia, tenemos a los Vilaragut que eran partidarios de Jaime de Urgel y los Centelles partidarios de Fernando, por lo tanto, tenemos una guerra de bandas nobiliarias para controlar la ciudad, ambas bandas están implicadas con la elección del nuevo rey. En el reino de Valencia, tras la Batalla de Murviedro, la victoria es para los Centelles, que logran la victoria sobre los Vilaragut con la ayuda de Castilla, esto explica que los tres compromisarios de Valencia: Pedro Bertrán, que no voto alegando no haber tenido tiempo para formar una opinión y que sustituyo al jurista Gener Rabassa, que fue declarado demente, Vicente Ferrer y su hermano Bonifacio que apoyaban la elección del Papa de Aviñón, Benedicto XIII, también conocido como el Papa Luna, y explica que sean partidarios de Fernando de Antequera.

En el Principado de Cataluña también encontramos una división. Por una lado, la nobleza, partidaria de Jaime de Urgel y por otro lado, el patriciado urbano, partidario de Fernando de Antequera. Como consecuencia los compromisarios catalanes están divididos: Guillem de Vallseca, jurista y Pere de Segarriga, arzobispo de Tarragona, optaron por Jaime de Urgel, mientras que Bernat de Gualbes, representante del patriciado barcelonés, optó por Fernando de Antequera.

En cuanto al reino de Aragón, observamos como en principio Aragón muestra un problema legal, puesto que Fernando de Antequera es candidato por herencia materna y según las normas aragonesas las reinas no pueden reinar. Creando así un debate sobre si se puede transmitir la herencia de la corona, existiendo una división entre los que están a favor de la ley sálica vigente en Aragón y quienes defienden que según el Derecho aragonés las mujeres no reinan pero si transmiten sus derechos a los hijos varones. La decisión final es que si se puede transmitir la herencia, por lo tanto, la candidatura de Fernando de Antequera es legal y eso supone que los Compromisarios de Aragón: Domingo Ram, obispo de Huesca, Francisco Aranda y el jurista Berenguer de Bardaixí sean partidarios de Fernando de Antequera.

La decisión final fue a favor de la figura de Fernando de Antequera, pues de los nueve electores se produjo una abstención, seis votos para Fernando de Antequera y solo dos para Jaime de Urgel. El reinado de Fernando de Antequera supone el inicio de una nueva dinastía en la corona de Aragón, una dinastía de origen castellano, la dinastía Trastámara.


Acta notarial de la elección unánime de Fernando de Antequera como ret de Aragón por los nueve compromisarios de Caspe

Jaime de Urgel en un primer momento aceptó la decisión, pero posteriormente tomó la decisión de negarse a reconocer como nuevo rey a Fernando I y con ello denegar la decisión tomada por el Compromiso de Caspe, por este motivo se alzó en armas contra el monarca, pero fue derrotado en Castelflorite, Montearagón y asediado en el castillo de Balaguer donde finalmente se rindió. Jaime de Urgel fue condenado y sus bienes fueron confiscados, estuvo en varias prisiones hasta que finalmente murió en el castillo de Játiva el año 1433.


Tumba de Jaime II de Urgel en el castillo de Játiva
El Compromiso de Caspe ha dado lugar a diversas consideraciones históricas que han dado lugar a debate, ya que parte de la historiografía catalana actual acusa a la dinastía de los Trastámara de ser la culpable de la decadencia del siglo XV. Afirman que el resultado del Compromiso de Caspe perjudicó al principado de Cataluña y que hubiera ido mejor si el monarca escogido hubiera sido Jaime de Urgel, pues era de origen catalán, en cambio, la llegada de la monarquía castellana de los Trastámara supuso en Cataluña la imposición de la lengua y los modos políticos castellanos.

Además, se consideró como una traición a la Corona de Aragón por parte de aragoneses y valencianos por su elección del rey castellano. La corona de Castilla significó el precedente de los reyes católicos y el concepto de nación española, pero desde los años 60 autores como Vicent Vives dieron una nueva dimensión al debate. Otros historiadores consideran que el Compromiso de Caspe y la instauración de la dinastía Trastámara no son culpables de la decadencia de Aragón, sino que más bien es un proceso previo a la instauración de los Trastámara, además consideran que no es una dinastía negativa a la Corona, ya que algunos territorios como la ciudad de Valencia experimentan durante el siglo XV su periodo de esplendor y el mejor ejemplo para entender el esplendor de Valencia es la Lonja o mercado de Valencia.

 

Vicent Vives dice que no se puede considerar la coronación de Fernando de Antequera como un precedente del matrimonio de los reyes católicos y el nacimiento de la nación española, sino que su coronación tiene sentido en su contexto histórico, ya que todos estos argumentos son falsos, pues ambos reinos (Aragón y Valencia) no votaron a favor de Castilla, sino por lo más conveniente para sus intereses. Los aragoneses rechazaron la política exterior catalana que se basaba en la expansión mediterránea, mientras que los valencianos se vieron influenciados por las creencias de una monarquía fuerte y la influencia del Papa Benedicto XIII sobre Vicente Ferrer, un hombre que movía masas.

 

Un saludo, Señor República.

Los visigodos: de sus orígenes al reino de Tolosa

Los godos fueron una tribu de origen germánico, su procedencia de origen parece ser que estaría situada en Götaland al sur de Suecia y en el siglo I a.C. se dirigieron a las costas polacas.

                                       

Desde allí, debido a cambios climáticos que convirtieron sus tierras en demasiado frías y poco provechosas, se desplazaron hacia el sur y el este y en el siglo II d.C. se establecen en las estepas de lo que hoy es Ucrania y en las costas del mar Negro acabando con los restos del antiguo reino escita que se asentaba allí.

Los godos en este punto se dividieron, una gran parte de ellos se quedaron en estas regiones y a partir de entonces se les conocerá con el nombre de Ostrogodos, los godos del este.
El resto se desplazó hacia las actuales llanuras de Rumanía y Hungría, se les conocerá como los visigodos, los godos del oeste. 


          

En el año 270 d.C., el emperador romano, Aureliano, se ve obligado a retirarse parcialmente de la provincia de la Dacia, y su lugar lo ocupan los visigodos, que se establecen como federados del imperio.
Este pacto o foedum entre el imperio y los visigodos, les obligará a prestar apoyo militar a Roma a cambio de tierras, alimentos y dinero.

           

La economía de los visigodos y los godos en general estaba basada fundamentalmente en la agricultura y ganadería, estaban poco influenciados por los romanos y su desarrollo material y cultural era poco avanzado comparado con ellos.

Los visigodos, al igual que los romanos en esta época, eran cristianos, pero practicaban el arrianismo, doctrina cristiana creada por Arrio (256-336), un presbítero de Alejandría. Doctrina teológica, que sostenía que Jesús era hijo de Dios, pero no Dios mismo.

En el año 375 las tribus de los hunos, se desplazan desde las estepas asiáticas del sur de Rusia hacia el oeste, atravesando el rio Volga, presionando y desplazando a su vez a los ostrogodos, que de la misma forma empujan a los visigodos y al resto de pueblos bárbaros contra las fronteras del imperio romano.

En el año 376, un grupo muy numeroso de visigodos, con sus caudillos Fritigerno y Alavivo, intentaron cruzar la frontera del Danubio pues fueron derrotados por los hunos y sufrieron una escasez alimentaria por su falta de recursos.

El emperador romano Valente permitió a los visigodos la entrada a su frontera, a cambio de servir militarmente a Roma. Valente y su corte creyeron que recibirlos era una medida excelente que serviría para prevenir la invasión de la barbarie asiática. De este modo, un millón de visigodos de todas las edades y de ambos sexos atraviesan el Danubio hacia el sur con la ayuda del ejército del emperador Valente. Tracia se convirtió en un campo de refugiados.

Se produjeron a partir de entonces interminables abusos por parte de las gobernadores militares romanos Máximo y Lucipino, quienes les explotaron miserablemente, aprovechándose de ellos y de su situación. La chispa estalló cuando fueron asesinados algunos importantes visigodos próximos a los caudillos Fritigernio y Alavivo, que pronto se rebelaron contra sus dominadores romanos, apoyados por ostrogodos, taifales y alanos.


Los visigodos comenzaron a asolar la región y la rebelión llego a ser tan grave y preocupante que el mismo emperador romano, Valente, se dirigió personalmente para acabar con ella en el verano del año 378.

El 19 de Agosto de 378 cerca de la ciudad de Adrianápolis, tiene lugar una de las batallas mas importantes y decisivas en la historia del mundo. Los pueblos bárbaros, al mando de los visigodos, se enfrentaron y derrotaron a los romanos, el mismo emperador Valente moriría en la batalla.

Posteriormente se dirigieron contra la propia ciudad que no pudieron tomar, se retiraron y con la misma intención marcharon contra Constantinopla, pero, ante la imposibilidad de sortear sus sólidas murallas, se lanzaron a un violento saqueo de las indefensas provincias balcánicas y danubianas.


La derrota en Adrianópolis supuso un duro mazazo para el ejército romano del que ya nunca se recuperaría. Ante esta situación insostenible, Teodosio fue reclamado por el emperador occidental, Graciano, para hacerse cargo del ejército. Teodosio perteneciente a una familia hispanorromana noble ganó gran prestigio militar y en el 279 fue proclamado augusto y se propuso estabilizar la situación en los Balcanes, que no habían recuperado la normalidad desde el desastre de Adrianópolis. Sin embargo, decidió no hacer frente directamente a los godos, con quienes firmó un tratado en el año 382 por el que se instalarían en las tierras abandonadas entre el Danubio y los Balcanes, formando una nación autónoma, asociada al imperio por un tratado (foedus) que regulaba los derechos y deberes mutuos. Los godos recibirían un subsidio o tributo alimenticio y ellos, a su vez, proporcionarían soldados al imperio. Los ciudadanos romanos que permenecerán en el territorio quedarían todavía bajo la administración romana. De este modo, emergía el primer estado germánico libre en el interior del imperio. Se trataba de un precedente peligroso, pero que solucionaba de hecho una situación muy compleja. No obstante, lo más conocido del emperador Teodosio fue su elección en construir un verdadero Imperium Christianum, puesto que continuó con la persecución a los paganos y tomó la trascendental decisión de hacer del cristianismo la religión oficial del Imperio mediante el Edicto de Tesalónica del 380.

En el año 392, con la muerte del emperador Valentiniano II, el general Arbogastes tomó la iniciativa y proclamó emperador a Eugenio, de origen franco. Teodosio, con la ayuda de los visigodos, en manos del rey Alarico, los derrotó en la batalla en el estrecho del río Frígido, en la actual frontera italo-eslovena el año 394.

El 17 de enero del año 395 murió en Milán el emperador Teodosio el Grande, con él desapareció el último emperador que dominó todo el imperio como soberano único. En realidad fueron unicamente tres años de dominio pleno desde la muerte del coemperador Valentiniano II en el año 392 .Tras su muerte, las dos partes del Imperio se separaron definitivamente en sus dos hijos herederos, Arcadio se quedó con la parte Oriental bajo el asesoramiento de Rufino, mientras que Honorio se quedó con la parte occidental bajo el asesoramiento de Estilicón.

A pesar del apoyo del rey visigodo Alarico de combatir junto a los romanos, este nunca recibió ningún cargo militar importante. Todo esto creó un profundo malestar entre los visigodos que provocó la sublevación de Alarico que comenzó a devastar las regiones de Grecia. En el 397, los visigodos habían conquistado Atenas y Corinto, y ocupado todo el Peloponeso.

Rey Alarico

A finales del 401, Alarico aprovechó que Estilicón se encontraba de campaña en la frontera del Danubio, para sitiar Milán, donde se hallaba Honorio, que tuvo que refugiarse en Rávena. Estilicón reaccionó rápidamente y el día de la Pascua del año 402, al mando de un gran ejército compuesto de contingentes occidentales y orientales se lanzó contra el rey visigodo, donde le venció en Verona. El rey Alarico perdió a su mujer que fue raptada por los romanos en la batalla, pero él consiguió escapar y volver a Iliria.

Tras unos años de aparente calma y hegemonía romana, a finales del 406 se produjo la catástrofe de las Galias. La frontera del Rin fue traspasada por una gran cantidad de hordas germánicas: alanos, suevos y vandalos asdingos y silingos. Además en Britania se produjo un alzamiento y se nombró emperador a Constantino III, que pasó al continente, dejando desguarnecida la isla. Los acontecimientos se volvieron contra Estilicón, que fue traicionado por un amplio sector de la élite romana antigermánica y asesinado junto a su familia en agosto del año 408. 

Roma fue abandonada a su suerte mientras el emperador Honorio se encontraba a salvo en la nueva capital del imperio, en Rávena y que junto a Milán fue adquirieron todo el peso efectivo del poder. La ciudad de Roma renunció a Honorio como emperador y en su lugar reconocieron a un personaje llamado Atalo, parece que con la complicidad de Alarico, que fue nombrado mariscal de campo del ejército occidental.

Alarico aprovecha esta situación y se dirige hacía Roma, donde la sitió y bloqueo en varias ocasiones las doce puertas de la ciudad, destacando finalmente su tercer y definitivo asalto y saqueo entre el 24 y 26 de agosto del año 410. La conquista y despojo de Roma, pese a su breve duración, causó una enorme impresión en todo el mundo. La devastación afectó principalmente a los palacios de la aristocracia romana y los templos, y fue vista como una hecatombe de efectos  muy superiores a las simples pérdidas materiales, aunque estas fueron inmensas: el botín recogido durante los tres días de pillaje fue el origen de la fabulosa riqueza atribuida al tesoro visigodo, que tanta fama alcanzó en épocas posteriores. Los visigodos también hicieron importantes cautivos como 40,000 esclavos bárbaros que incorporó a su ejército o la princesa Gala Placidia, hija de Teodosio y hermana de Arcadio y Honorio. La brutalidad de los visigodos se puso de manifiesto en los asesinatos y violaciones cometidas, además de que la mayoría de los edificios fueron quemados. Era la primera vez en 800 años que un ejército extranjero ponía los pies en la ciudad de Roma, pues la ciudad había permanecido inexpugnable desde el ataque del galo Breno en el 387 a.C.

La caída de Roma

Con todo, después de la invasión de Italia, Alarico consideró imposible establecerse de modo estable en la Península itálica, y dirigió su atención a África, granero de Roma para asentar un golpe mortal a Honorio. Sin embargo, cuando ya estaba todo listo para la aventura volvió sobre sus pasos por Italia y en Cosenza enfermó y murió súbitamente. Tras su muerte, le sucedió su cuñado Ataúlfo, quien llevo su pueblo hacía las Galias, donde los visigodos se asentaron.

Mientras tanto, Italia liberada del peligro, se fue recobrando y disfrutó de un tiempo de estabilidad. Las Galias no gozaron de la misma suerte, donde la autoridad imperial había desaparecido casi por completo y depredadas por completo por las hordas germanas que habían ido entrando desde el año 407. Durante el otoño del año 409 la frontera pirenaica quedó desguarnecida e Hispania sufrió la invasión de nuevos grupos bárbaros los suevos y vándalos asdingos se establecieron en la Gallaecia (actual Galicia), al noroeste de la península, los alanos en la parte de Lusitania (actual Portugal) y los vandalos silingos en la Bética. El resto de la península ibérica quedaron libres de la presencia bárbara quedando en manos de la aristocracia romana.

Los visigodos fueron ocupando el sur de las Galias, entre la costa mediterránea del Languedoc y las costas atlánticas. Ataúlfo había fijado la capital en Burdeos. Debido a la presión del ejército imperial en manos del general ilírico Constancio, hacía 415 decidió  traspasar los Pirineos y ocupar el territorio de a Tarraconenesis, que quedo disponible tras el reparto del 411. Pero el 14 de agosto del 415, mientras revisaba sus caballos en Barcino (Barcelona), Ataúlfo fue asesinado. No se conoce la identidad de su asesino, pero se piensa que fue victima de una conspiración encabezada por su sucesor Sigerico.

Rey Ataúlfo

Ataúlfo no murió instantáneamente, y pudo designar como sucesor a su hermano menor Walia, pero fue Sigerico quien se hizo con el poder, matando a los seis hijos que Ataúlfo tuvo con su primera esposa, y violando a Gala Placidia.

Sigerico

Sin embargo, el reinado de Sigerico no duró más que una semana, pues al séptimo día de gobierno los partidarios de Walia lo asesinaron y el mando de los visigodos pasó a Walia, rey con una política cuya obra sentará las bases del destino del pueblo visigodo. Walia restauró el deseo de pasar a África, pero su intento se quedo en nada por una catástrofe marítima en el estrecho de Gibraltar.

Este acontecimiento fue visto por visigodos y romanos como una buena oportunidad para llegar a un acuerdo común, puesto que los visigodos necesitaban con urgencia tierras y víveres y los romanos aprovecharon la oportunidad de convertirlos en asociados para combatir en la Península Ibérica a los demás pueblos bárbaros y restablecer de este modo la autoridad imperial. De este modo, se llego a un acuerdo, por el que los visigodos se comprometieron a combatir a suevos y vandanlos. Roma por su parte, otorgó a los visigodos la condición de federados y un suministro de 600.000 medidas de trigo.

En el 418, un nuevo tratado les concedía la extensa provincia de Aquitania, al sur de las Galias, pero no establecieron su capital en Burdeos, sino en Tolosa, en la Narbonense. Walia murió al año siguiente, él creó el reino visigodo de Tolosa que pasó a manos de su sucesor, Teodorico I

Teodorico I

Un saludo, Señor República

Los gladiadores

El origen de los gladiadores se remonta al siglo VI a.C. cuando los milicianos etruscos luchaban entre sí para honrar a los difuntos caídos, con lo cual, no nació con un animo lucrativo, sino más bien, nació como un ritual funerario. Con el tiempo, Roma decidió que tal ritual debía incluirse en la vida social del pueblo, convirtiéndose en un espectáculo admirado por todo el mundo. El término gladiador proviene del termino latino gladius (espada corta), de ahí gladiador o portador de espada.

Tras la victoria de la república romana frente a la tiranía de la monarquía etrusca, los gladiadores pasaron a convertirse en esclavos, que aumentaban en número a medida que avanzaban las conquistas romanas y que estaban obligados a luchar para obtener su libertad, aunque muchos de ellos eran hombres libres o antiguos legionarios que buscaban conseguir su libertad si eran esclavos o bien ser héroes populares, el objeto de deseo de muchas mujeres, dinero y gloria en la arena.

Los combates entre gladiadores tenían lugar en los juegos públicos (Muneras) y comenzaron a organizarse como herramienta político-propagandística. El cargo político que los organizaba llamado “editor”, podía llegar a arruinarse y todo ello para conseguir fama y prestigio entre los romanos, incluso se lanzaba comida a los espectadores para poder ser elegido en los comicios próximos.

En Hispania encontramos uno de los relatos más antiguos sobre el origen de los combates de gladiadores, este echo se produjo durante la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), según el historiador Tito Livio tras la muerte de los dos hermanos Escipiones, Cneo Cornelio Escipión y Publio Cornelio Escipión, en el año 212 a.C. de la mano de los cartagineses, su hijo Publio Cornelio Esción “El Africano”, decidió vengar la muerte de su padre y su tío, de ese modo, en el 209 a.C. “El Africano” vence a los cartagineses y conquista Carthago Nova. Tras la conquista en el 206 a.C. “El Africano” realiza unos funerales en Carthago Nova por su padre y su tío, la celebraciones tuvieron como eje central los votos a los dioses y los combates entre personajes ilustres como Corbis y Orsua, primos hermanos, que lucharon a muerte por el principado de la ciudad de Ibes.

Los gladiadores se encontraban en el escalón más bajo de la sociedad romana, junto con los actores y las prostitutas. Al contrario de lo que se cree, los gladiadores tenían una dieta vegetariana alta en proteínas, pues por su condición de esclavos, la carne era muy cara. Su alimentación era básicamente cebada, judías y frutos secos, de este modo conseguían una gran masa muscular, que les servía como escudo natural contra heridas profundas en los combates. Se han encontrado restos con numerosas fracturas, pero según los restos óseos que se han estudiado, se observa una rápida recuperación, ya que los gladiadores tendrían los mismos cuidados que las clases más altas y por cada victoria recibían una gran cantidad de dinero.

La demanda creciente de gladiadores provocó la aparición de diversas escuelas de gladiadores, también conocidas como ludus. Entre las más famosas de ellas encontramos la de Capua, Pompeya, Roma o Rávena. Estas escuelas eran estatales, siendo la figura más importante la del entrenador, llamado doctor o magister, la mayoría de ellos eran gladiadores veteranos ya retirados. Al ingresar al ludus, los aprendices practicaban con un florete de madera y se batían contra una estaca fijada en el suelo. La vida en un ludus era semejante a la vida en la prisión, los gladiadores se alojaban en pequeñas celdas y los condenados pasaban la mayor parte del tiempo encadenados. Cada luchador en el ludus se especializaba en un arma distinta , estas distinguían a cada clase de gladiores:

-Los samnitas, su armadura era utilizada por el pueblo Samnita y que tras la victoria romana en el año 44, los gladiadores adaptaron su armamento. Su armamento consistía en un escudo oblongo de gran estatura, una espada corta o gladius, un casco con visera en forma de cresta y cimera con plumas, una greba ubicada en una pierna y un brazal de metal.

Gladiador Samnita

-Los murmillones, la mayoría de sus luchadores eran procedentes de la Galia y eran característico por portar un casco de bordes amplios con una alta cresta, una pequeña túnica con cinturón ancho, protecciones tanto en piernas como en brazos, un escudo rectangular curvado, que era el utilizado por las legiones y una espada corta o gladius. La mayoría combatía contra tracios o hoplomachus.

Gladiador murmillon

-Los tracios, procedentes del pueblo griego de Tracia, estos gladiadores eran característicos por llevar un pequeño escudo rectangular, también denominado “parmela”, una espada corta con la hoja curvada denominada “sica”, protecciones en ambas piernas por el pequeño tamaño de su escudo protector tanto para el hombro como para el brazo que portaba la sica, una pequeña túnica con cinturón y un casco con visera y cresta curva acabada con cabeza de grifo con una pluma lateral. Luchaban contra murmillones y hoplomachus.

Gladiador tracio

-Los retiarius iban con una armadura muy característica, como era el tridente denominado “fuscina” en una mano y en la otra una red, no llevaban casco, ni escudo y solo llevaban algo de protección en brazos y piernas, iban vestidos con una túnica o falda con cinturón. Luchaban intentando atrapar al rival con la red y utilizar el tridente para clavárselo. También portaban un pequeño puñal para matar al rival o para deshacerse de la red, ya que esta estaba sujeta a la muñeca del gladiador. Luchaban contra los secutor y scissor.

Gladiador retiarius

-Los secutores, muy similares a los murmillones, pero con el casco cerrado y sin cresta o visera alta para no enredarse en la red de los retiarius, estaban equipados con una espada corta o gladius, aunque con el paso del tiempo utilizará espadas más largas como la denominada “spatha”, un escudo rectangular curvado de grandes dimensiones similar al de las regiones romanas denominado “scutum”. Luchaban contra los retiarius.

Gladiador secutor

-Los scissor, son una versión de los secutores, dentro de su armamento no encontramos el escudo, pero cuentan con más armadura de protección, además del gladius cuentan con una armadura en un brazo para cortar la red de los retiarius. Luchaban exclusivamente contra los retiarius.

Gladiador Scissor

-Los hoplomachus, inspirados en los hoplitas griegos, su armadura estaba compuesta por un minúsculo escudo en cuya mano también llevan un puñal, una lanza larga y las piernas completamente protegidas. Normalmente combatían contra los murmillones o los tracios.

Gladiador hoplomachus

-Los provocatores, misma armadura que los secutores, pero la diferencia se encuentra en el casco con pluma en ambos lados. Su origen es militar, tal como puede verse en el casco que recuerda al de un legionario. Luchaban contra otros provocatores.

Gladiador provocator

-Los eques, que eran característicos por combatir sobre un caballo, por ello llevaban un escudo muy pequeño (parmula) y una lanza. Estos eran característicos también por ir vestidos con túnica. Luchaban contra otro eques.

Gladiador eque

-Los venatores eran los gladiadores encargados de luchar contra los animales salvajes, su armadura es igual que los secutores, lo único que cambia es el casco, aunque también podían ir armados con lanza o tridente.

Gladiador venator

-Los dimacherius, son llamativos por no portar escudo e ir armado con dos espadas cortas o gladius, solamente llevaban protecciones en los brazos y piernas.

Gladiador dimacherius

-Los andabatae, eran los gladiadores característicos por llevar un casco sin abertura para los ojos.

Gladiador andabatae

-Los paegniarii, estos gladiadores son conocidos por combatir con un látigo, maza y un escudo que se ataba en el brazo izquierdo con correas.

Gladiador paegniarii

-Las gladiatrix, estas eran las mujeres luchadoras, solían combatir sin corazas, pero con el tiempo fueron añadiendo indumentaria. Normalmente llevaban las mismas armas que los murmillones. Luchaban contra otras mujeres o bestias.

Gladiatrix

Toda esta clase de gladiadores entrenados en el ludus estaban destinados a combatir en un lugar público, estos lugares eran los anfiteatros, de todos los anfiteatros sin duda el más conocido es el iniciado en el año 74 d.C. con el emperador Vespasiano y terminado por Tito, en el año 80, cuando fue inaugurado en una ceremonia que incluyó diez días de juegos. Se eligió para su emplazamiento la zona del antiguo lago de la Domus Aurea de Nerón, que fue desecado hacía el Tíber por una alcantarilla. El anfiteatro Flavio es nombrado así ya que fue construido por la familia Flavia, aunque es más conocido como Coliseo, esto es debido a que cerca del anfiteatro se encontraba una colosal estatua del emperador Nerón.

La víspera de los juegos era un día sagrado, celebrándose una solemne procesión seguida de sacrificios a los que asistían todos los participantes. También se celebraba un banquete de hermandad entre los gladiadores que para algunos sería su última cena. El día del combate los juegos duraban todo el día. Por la mañana se soltaban las fieras que peleaban entre sí, contra los bestiarios (gladiadores encargados de pelear contra las bestias) o para dar muerte a algún condenado. En las luchas de animales se utilizaron todo tipo de especies, como osos polares, elefantes, tigres de la india, leones africanos o incluso rinocerontes. Hacia mediodía se retiraban los cadáveres y se cubría el pavimento de arena limpia para preparar el plato fuerte: las luchas de gladiadores. Para ello, los gladiadores desfilaban lujosamente vestidos dirección al anfiteatro atravesando la ciudad. Una vez en la arena efectuaban un simulacro con armas de madera o sin punta (arma lusoria). Posteriormente se tocaba un cuerno como señal de comienzo del combate. Entonces, los lanistas escogían a los gladiadores que debían actuar y delimitaban el espacio del combate en la arena marcándolo con un bastón. Antes de empezar el combate saludaban al Emperador con su profética frase “Ave Caesar, moritori te salutant” (Ave Cesar, los que van a morir te saludan). Al llegar los gladiadores al momento final del triunfo preguntaban al público si debían matar al vencido o no, el cual previamente había pedido clemencia levantando la mano. Si los espectadores entendían que merecía el perdón extendían el brazo y cerraban el puño escondiendo el pulgar, haciendo ver que el vencedor debía arrojar su arma a tierra. Mientras que el pulgar hacia abajo significaba muerte y normalmente el arma se introducía entre la clavícula y el omóplato en posición horizontal en dirección hacía el corazón para tener una muerte rápida. Aún así, solamente uno de cada diez gladiadores moría y generalmente era por las heridas producidas durante el combate y se le mataba para evitar sufrimiento. Los gladiadores que morían en la arena eran arrastrados al espoliario por los esclavos que estaban al servicio del anfiteatro, los cuales se valían de un garfio de hierro y los sacaban por la puerta llamada de la muerte. Dicha puerta conducía al Spoliarium, dependencia del anfiteatro destinada a depositar los cadáveres para despojarlos de sus armas y vestiduras, acto que determina bien el concepto de expoliar de donde proviene la palabra.

Los gladiadores victoriosos recibían en premio palmas, coronas adornadas de cintas y en los tiempos del Imperio una gran cantidad de dinero. Cuando a un gladiador se le entregaba en premio una espada roma (rudi) era señal de que se le autorizaba para abandonar la profesión de gladiador.

Algunos gladiadores fueron tan famosos que merecieron poemas, en los que eran comparados con héroes míticos como Meleagro o Jasón, modelo de virtudes guerreras, los niños grababan sus figuras y nombre en las paredes de sus casas. Otros por su bravura o belleza, recibieron protección imperial o hicieron perder la cabeza a emperatrices como Faustina, esposa del emperador Marco Aurelio, de la que se dice que engendró a Cómodo con un gladiador del que estaba enamorada. Otros fueron famosos por revelarse al Imperio Romano, como es el caso del gladiador más famoso, Espartaco. Y finalmente, otro gladiador como Maximus Decimus Meridus “El Hispano”, que fue muy conocido durante el siglo II d.C. pero se dio a conocer gracias a la película “Gladiator”, protagonizada por Russell Crowe.

Para finalizar, si tan famosos eran los gladiadores en la antigüedad, que eran utilizados tanto para entretener al pueblo como propaganda política ¿Por qué dejaron entonces de realizarse este tipo de combates? El motivo del final de los combates gladiadores lo encontramos después del Edicto de Milán promulgado por el emperador Constantino I en el año 313, que acabó con las persecuciones al cristianismo y con lo cual que disminuyera en gran cantidad el número de combates. Aunque no fue un fin definitivo, pues los combates seguían realizándose hasta que concluyeron definitivamente en el año 404, cuando en Roma tiene lugar la última competición conocida entre gladiadores. Esto se produjo porque Telémaco en medio de un combate se lanzó a detener el espectáculo, siendo posteriormente asesinado a pedradas por los espectadores. Ante estos acontecimientos, el emperador Honorio clausuró definitivamente las luchas de gladiadores.

Aquí os dejo un enlace a un buen documental sobre los gladiadores:

Saludos, Señor República.

Los Honderos de las Baleares

Entre las tropas especializadas que, dependiendo de las circuntancias históticas, en unas ocasiones lucharon junto a los romanos y en otras contra ellos, merecen mención especial los honderos de las islas Baleares. Estos guerreros eran famosos en todo el mundo antiguo por su destreza en el uso de la honda, unas armas muy sencillas pero terribles, capaces de una gran precisión y de hundir cascos y corazas de metal. El alcance de la honda podía llegar hasta los 100 metros de distancia. Todo aquel que osase amenazar las tierras baleares era recibido con una lluvia de piedras que a menudo se traducía en el abandono de la ocupación.

Honderos Baleares

En parte, los honderos baleáricos debían su fama al hecho de que los cartagineses los emplearon sistemáticamente en todas sus campañas, en especial durante las que lanzaron contrea los griegos en Sicilia en los Siglos V y VI a.C. en la batalla de Eknomos, donde 1000 honderos lucharon para Amílcar para derrotar a sus enemigos.

Campañas en las que combatieron los Honderos de las Baleares

Aníbal, al llegar a la Península Itálica, llegó a usar hasta 2000 honderos en las primeras filas de sus formaciones para hostigar los scutum romanos y romper sus formaciones hasta que el enemigo estaba tan cerca que, debido a su armadura ligera, podían desplazarse en retirada con comodidad y dejar paso a una infantería más preparada para combatir el cuerpo a cuerpo contra sus enemigos los romanos.

En la batalla de Zama (202 a.C), que dio por finalizada la Segunda Guerra Púnica, los honderos que el General Aníbal incorporó a sus ejércitos como infantería ligera, entre otros numerosos grupos de mercenarios hispanos que cobraban normalmente en especies, todavía desempeñaron un papel importante.

La destreza de estos guerreros con la honda se debía a que, ya desde niños, sus padres les adistraban a fondo en el manejo del arma. Uno de los primeros juguetes de los niños baleares era precisamente una honda. Se dice que cuando empezaban a familiarizarse con el objeto, las madres colocaban un pedazo de pan sobre una estaca y, hasta que los jovenes aprendices no lo tiraban al suelo con la honda, no podián comérselo. Licofrón de Calcis decía: «[…]Y las madres señalaron a sus hijos más pequeños, en ayuno, el arte de tirar; ya que ninguno de ellos probará el pan con la boca si antes, con piedra precisa, no acierta un pedazo puesto sobre un palo como blanco[…]»

Honderos Baleares

Reclutamiento de honderos de Baleares

Un detalle poco conocido es que cada hombre utilizaba tres hondas de distinta longitud y tamaño, para lanzar proyectiles a corta, media y larga distancia. Los guerreros se ataban las hondas alrededor de la frente, como si fueran diademas para tenerlas siempre encima. Las hondas se elaboraban con fibra vegetal trenzada, sobre todo de lino o esparto o bien se fabricaban con crin de caballo o nervios y tripas entrelazadas de algún animal.

Los proyectiles (llamados glandes) de pequeño o de mediano tamaño estaban hechos de plomo o de cerámica. En cuanto a los pesados, podemos asumir que los baleáricos utilizaban cualquier piedra adecuada que recogían en el mismo campo de batalla. Las balas de plomo, de forma elíptica, se hacían en moldes, en grupos de seis u ocho unidades. En casi todos los campos de batalla de la Antigüedad descubiertos en España, así como en muchas ciudades asediadas y otros yacimientos arqueológicos, se han hallado numerosos proyectiles de este tipo, lo que prueba el uso generalizado de esta clase de armas en toda la Península Ibérica y no sólo en las islas Baleares.

El sentido común sugiere que los honderos también llevaban una espada y una coetra para protegerse en el combate cuerpo a cuerpo. En las Baleares se ha encontrado algún modelo atípico de espada que puede definirse como una falcata degenerada, y que podrían haber empleado los honderos.

Asimismo, puesto que la honda era un arma barata y fácil de hacer y de cargar, es posible que los guerreros armados con lanzas y espadas también la llevaran consigo como arma secundaria. La honda tiene una larga tradición en España y, en la actualidad, todavía la utilizan los pastores de Castilla y Extremadura.

Se ha podido confirmar la eficacia de la hondava partir del 123 a.C., durante la conquista de la Baleares por Quinto Cecilio Metelo. Cuando la flota romana bordeaba las islas en busca de puntos de desembarco adecuados, Metelo se vio obligado a ordenar a sus hombres que extendieran pantallas hechas de pieles de animales en los costados de sus embarcaciones para protegerles de los proyectiles lanzados desde la costa.

Los honderos baleáricos vestían sencillas túnicas y poseían un equipo de guerra mínimo, pero su puntería con la honda era letal. Normalmente llevaban tres hondas, para alcanzar objetos situados a diferentes distancias.

Las Islas Baleares aún conservan su gran legado del pasado, puesto que las islas Baleares fueron en primer lugar, denominadas Gimnesias, después, cuando fueran ocupadas por los griegos, ya que sus habitantes atacan a sus adversarios con piedras que voltean con la honda, éstos denominaron Balears a las islas que éstos habitaban, nombre derivado que significa: lanzar.

Decia el historiador Diodoro de Sicilia de los Honderos Baleares que: «utilizando esta arma son capaces de arrojar proyectiles mayores que los lanzados por otros honderos y con una fuerza tan grande que parece que el proyectil ha sido lanzado por una catapulta. Por ello en los ataques a las ciudades son capaces de desarmar y derribar a los defensores que se encuentran en las murallas y, si se trata de combates en campo abierto, consiguen romper un número enorme de escudos, yelmos y toda clase de corazas«.

Saludos,  Señor República.

Cneo Pompeyo Magno

Cneo Pompeyo Magno o el Grande nació en Roma el 29 de septiembre del año 106 a.C – Pelusio, Egipto, 48 a. C. Perteneciente a la gens plebeya de los Pompeyos, su padre, Cneo Pompeyo Estrabón ascendió por el tradicional Cursus Honorum, convirtiéndose en cuestor en 104 a.C. pretor en 92 a.C. y cónsul en el 89 a.C., y adquirió una reputación por su avaricia, su duplicidad política y carácter despiadado en lo militar. Murió en 87 a.C. bien alcanzado por un rayo, o como una baja de una plaga pandémica, o posiblemente ambos, durante la Guerra Civil entre Mario y Sila. En el relato de Plutarco cuenta que su cuerpo fue arrastrado desde su ataúd por la muchedumbre. Su hijo de diecinueve años, Cneo Pompeyo, heredó su patrimonio y aparentemente, la lealtad de sus legiones.

Busto de Pompeyo Magno

Sila, entonces el dictador de Roma, ordenó a Pompeyo que se divorciara de su esposa Antistia y se casara con Emilia Escaura, la joven hijastra de Sila, que estaba embarazada de su primer marido (Sila les obligó a divorciarse porque el esposo lo había criticado). Esto le unió al joven aliado más estrechamente y lanzó la carrera de Pompeyo. Después de casarse con Pompeyo, no obstante, Emilia falleció en un parto.

Durante las guerras civiles de Roma, formó un ejército propio, que puso al servicio de Lucio Cornelio Sila, derrotando a los partidarios de Cayo Mario y Lucio Cornelio Cinna en Sicilia y en África en el año 83 a.C. y cuando el partido popular pareció revivir bajo la dirección de Marco Emilio Lépido, Pompeyo se encargó de derrotarlo en Etruria 77 a.C. A su regreso a Roma, se le dio el título de Magno. Desde muy joven se le dió el sobrenombre de «adulescens carnifex» (adolescente carnicero).

Quinto Sertorio, popular, colaborador de Mario. Controla una parte de la península ibérica con su ejército firma un Senado paralelo y forma a los indígenas, intentando crear una copia exacta a la república romana en Hispania, recreando un senado con las mismas normas romanas en Osca (Huesca).

Roma, decidida a reconquistar Hispania, creó un ejército especial y pidió a los cónsules que se hiciesen cargo, pero se negaron a emprender esa campaña. El deseo de Pompeyo de lograr la gloria militar y su desconsideración hacia una carrera política convencional continuó cuando, después de reprimir la revuelta de Lépido, exigió el imperium proconsular para ir a Hispania a luchar contra Quinto Sertorio. La aristocracia, sin embargo, comenzaba entonces a temer al joven y exitoso general, y se mostró renuente a proporcionarle la autoridad necesaria. Pompeyo respondió rechazando licenciar sus legiones hasta que se le concediera su petición. Sin embargo, en Hispania, Sertorio se había opuesto durante tres años con éxito a Quinto Cecilio Metelo Pío, uno de los más capaces generales de Sila, y al final se hizo necesario enviarle alguna ayuda efectiva. Como resultado, el Senado, con considerable falta de entusiasmo, decidió enviar a Pompeyo a Hispania contra Sertorio (82-72 a.C.), con el rango de procónsul, y con poderes idénticos a los de Metelo. Pompeyo vence a Sertorio y firmó pacto con los indigenas en el año 72 a.C.

Imagen de Pompeyo en la serie Rome.

Mientras Pompeyo se ocupaba de Quinto Sertorio, en Capua comenzó La Guerra Servil (73-71 a.C). Donde se produjo la rebelión de Espartaco y otros gladiadores, unos 120.000 en total, se extienden por toda la mitad sur de Italia. Cuando Pompeyo regresó a Italia en el año 71 a.C, desembarcó en Regio, con su ejército. En su marcha hacia Roma se encontró con los restos del ejército de Espartaco, y capturó a unos seis mil rebeldes que habían quedado aislados. Pompeyo despedazó a estos fugitivos, y pretendió que, además de sus otras hazañas, a él le correspondía la gloria de acabar con la revuelta, dejando un total de 6.000 crucificados en la Via Apia. En un acto de prepotencia, Pompeyo escribió al Senado diciendo que aunque era Craso quién había vencido a Espartaco, él era quien había extirpado el mal de raíz, terminando la guerra y reclamando buena parte del mérito.

Representación de la Via Apia con los crucificados.

Debido a su gran protagonsimo con sólo 35 años de edad, Pompeyo fue elegido cónsul por primera vez, desempeñando el cargo junto con Marco Licinio Craso en el año 70 a.C.

Luego recibió plenos poderes para limpiar de piratas el Mediterráneo en el 67 a.C. En tres breves meses, las fuerzas de Pompeyo habían barrido a los piratas del Mediterráneo, mostrando extraordinaria precisión, disciplina y capacidad organizativa. Cicerón nos lo cuenta así:

«Pompeyo hizo sus preparativos para la guerra al final del invierno, se puso a ello a principios de la primavera y lo acabó a mediados del verano.»

La rapidez de la campaña mostró que él era también un general con talento tanto en el mar como en la tierra, con fuertes habilidades logísticas. Pompeyo fue saludado como el primer hombre de Roma, Primus inter pares (el primero entre iguales).

Entre los años 66 al 62 a.C. vence a Mitrídates, a Tigranes, rey de Armenia, y a Antíoco XIII, cuyo reino, Siria, anexionó a los dominios romanos. También dominó a los judíos y capturó Jerusalén.

En el apogeo de su gloria, Pompeyo regresó a Roma. Su tercera entrada triunfal se celebró el 29 de septiembre del año 61 a.C. en su 45 cumpleaños, celebrando las victorias sobre los piratas y en el Este. Esto fue un acontecimiento inolvidable en Roma: se programaron dos días enteros para el enorme desfile de despojos, prisioneros, el ejército y estandartes mostrado escenas de batalla para completar la ruta entre el Campo de Marte y el templo de Júpiter Óptimo Máximo. Para concluir las festividades, Pompeyo ofreció un gran banquete triunfal e hizó diversas donaciones al pueblo de Roma, aumentando aún más su popularidad.

Monedas con iconografía de Pompeyo Magno

Quiso que el Senado ratificara su actuación en Asia y que se concedieran tierras a los veteranos de su ejército, sin embargo el Senado no aceptó sus deseos y Pompeyo se volvió entonces contra el partido aristocrático. Formó una alianza con Marco Licinio Craso, el viejo partidario de Sila y ahora hombre más rico de Roma y líder de los equites, y con Cayo Julio César, sobrino de Cayo Mario y líder de los populares. Para el año 61 a.C. estos tres hombres agraviados se aliaron en lo que se llamó más tarde el Primer Triunvirato.

           Craso                            Pompeyo Magno                   Cayo Julio César

Para asegurar la alianza con César la hija de César, Julia, se casó con Pompeyo; al año siguiente César salió para la Galia, donde estuvó nueve años conquistando la región, mientras que Pompeyo permaneció en Roma. Renovó el triunvirato en el 56 a.C. y obtuvo el mando de Hispania donde pudo así realizar su proyecto de repartir tierras a los veteranos licenciados del ejército, contando con siete legiones para administrarla desde Roma. En el 54 a.C. Julia murió y un año después Craso moría en Carres luchando contra los partos y estando César ocupado en la conquista de las Galias, el Senado nombró a Pompeyo cónsul único para restablecer el orden en la ciudad contra los motines de los mercenarios en el 52 a.C.

También obtuvo el apoyo del partido aristocrático, cuyos miembros anhelaban reprimir las ambiciones de César y destituirlo de su mando. César, tras conquistar toda la Galia y vencer a Vercingetorix, el Senado le exigió que renunciara a sus poderes proconsulares, que entregara sus legiones y volviera a Roma. César puso como condición la retirada de Pompeyo, a lo que éste se negó. Entonces el Senado declaró a Julio César enemigo público.

Rendición de Vercingetorix frente a Julio César.
Pompeyo afirmó que podía derrotar a César y alzar ejércitos simplemente pateando el suelo de Italia. César reaccionó cruzando el Rubicón en el 49 a.C. con la XIII Legión, dispuesto a hacerse con el poder y avanzó por Italia sin encontrar oposición. En ese momento se inició la Guerra Civil. Pompeyo, ante la rapidez de los cesarianos y el apoyo que recibían, reaccionó ordenando evacuar Roma, acompañado por su ejército y el Senado. En el proceso, ni Pompeyo ni el Senado se acordaron de llevar el vasto tesoro con ellos, creyendo probablemente que César no se atrevería a cogerlo él mismo. Fue abandonado convenientemente en el Templo de Saturno cuando César y sus fuerzas entraron en Roma.

Pompeyo vive el drama de muchos gloriosos coetáneos, para su desgracia, de una figura genial. Pompeyo Magno hubiera sido indiscutible en cualquier momento de la historia de Roma, su talento militar, su habilidad política. Se vio la cara, sin embargo, con Julio César, lider fascinante, único, terminó por superarlo. Ambos generales se retaron a lo largo del territorio de Roma, en Hispania, en Grecia, donde mantuvieron en alerta a todo el Mediterraneo.

Aunque dudó si marchar hacia Hispania, donde tenía muchos partidarios tras la victoria contra Sertorio, finalmente prefirió retirarse hacia el puerto de Brundisium, y marchar a Oriente, donde pretendía encontrar fuerzas renovadas para hacer la guerra contra César en el Este, donde Pompeyo contaba con numerosos veteranos y reyes adictos.

César le sitió en Brundisium, Pompeyo logró retirarse con su ejército sin apenas bajas. Desembarcó en Dirraquio, un excelente puerto. Desde allí, acumuló provisiones y reunió un inmenso ejército. César derrotó a los partidarios de Pompeyo en Hispania en la Batalla de Ilerda del 2 de agosto del año 49 a.C, pero no en África, donde los pompeyanos contaban con la alianza del rey Juba I de Numidia.

Pompeyo cruzó a Epiro, durante la campaña hispana de César, donde reunió una gran fuerza en Macedonia, comprensiva de nueve legiones reforzadas por contingentes de los aliados romanos en el Este. Su flota, reclutada por las ciudades marítimas en el Este, controlaba el Adriático. César consiguió desembarcar en noviembre de 49 a.C y procedió a capturar Apolonia. Pompeyo consiguió llegar a tiempo para salvar Dirraquio, frente a cuyos muros se libró el primer combate entre César y Pompeyo, terminando con una pequeña victoria para el segundo y la huida de César, que había perdido mil hombres. Aun así Pompeyo, no persiguió a su enemigo en el momento crítico de su derrota y desperdició la oportunidad de destruir el ejército de César, mucho más pequeño.

Como dijo el propio César, según Plutarco: «Hoy el enemigo habría ganado, si hubiera tenido un comandante que fuese un ganador». Según Suetonio, fue en este momento cuando César dijo que «ese hombre no sabe cómo ganar una guerra».

Los senadores, envalentonados por la victoria de Dirraquio, presionaron a Pompeyo para que aceptara enfrentarse a César en una batalla campal. El combate se produjo pero pese a su mator número de soldados fue derrotado finalmente el 9 de agosto del año 48a.C. en la Batalla de Farsalia en el centro de Grecia, donde  lo sorprendió con una táctica inteligente, puso en fuga a su caballería, sembró el desánimo, la muerte y su derrota. Pompeyo consiguió huir y se se convierte en un fugitivo, donde navega hasta Mitilene, en el Egeo, para recoger a su esposa e hijo, marcha sin rumbo determinado. Sus cercanos debaten sobre qué destino elegir, donde solicitar cobijo, hasta ponerse en condiciones de retornar a la batalla. Se sugiere al rey Juba de Mauritania, en el Norte de África, Finalmente, se decide probar suerte en Egipto, donde gobierna, al menos nominalmente, Ptolomeo XIV, hermano de la famosa Cleopatra, con la cual en aquel tiempo mantenía una disputa por el trono. Lejos quedaba el Egipto de los faraones, aquel era un país helenizado, decadente, sometido por la potencia emergente. La autoridad del crío Ptolomeo es ejercida por sus consejeros, el eunuco Potino, el egipcio Aquilas, un maestro de retórica a sueldo, Teodoto de Quíos. Es esté quien, en un ejercicio de oratoria, sostiene que la mejor opción es asesinar a Pompeyo, puesto que  de no recibirlo, levantarían su cólera si, en el futuro, lograba rehacerse, y, de aceptarlo, serían objetivo de las legiones de Julio César.

Finalmente Pompeyo se dirige a Egipto para refugiarse allí. Cuando Pompeyo acompañado de su esposa, Cornelia, uno de sus hijos, Sexto Pompeyo, su fiel liberto, Filipo y algunos esclavos y soldados veteranos, desembarcó en Pelusio y allí fue traicionado y asesinado por el tribuno Lucio Septimio el 28 de septiembre del año 48 a.C. un sicario de Ptolomeo, para obtener las simpatías de César.

Plutarco nos describe los últimos momentos de éste: Pompeyo aguarda, la nave balanceándose con el trémulos ondular de las aguas. Ha enviado su mensaje y no recibe respuesta, cuando, en la lejanía, una barca se aproxima. En ella marcha Aquilas, un centurión, varios soldados, y también, Septimio, un romano, antiguo compañero de armas de Pompeyo. El hombre teme lo peor cuando ve llegar a la comitiva, comprueba que no hay una recepción de gala, ni boato, ni lujo, ninguna de las beldades con las que acostumbraba a ser recibido. Embarca con los recién llegados con un gesto fúnebre, se dice, pronuncia unas palabras de Sófocles: «Quienquiera que se encamina ante un tirano, es su esclavo, aunque haya llegado libre». Con él, sube Filipo, el liberto, el bote se aleja hacia la orilla. Allí, parece haber mayor ajetreo, hay notables, altos cargos, asemeja a una buena acogida, Cornelia observa, esperanzada, quizá los temores hayan sido infundados. En la embarcación, a Pompeyo lo rodea un ambiente frío, indiferente, no recibe palabra alguna: «¿No me equivoco en que tú has sido en otro tiempo mi compañero de armas?», sostiene Plutarco que pronuncia, dirigiendose a Septimio, que asiente con la cabeza. Pompeyo no pierde su pose, se mantiene digno, lleva un discurso en griego, escrito por él mismo, entre sus manos, pretende leerlo a Ptolomeo. Cuando, cerca de la tierra, coge la mano de Filipo, que quiere ayudarlo a desembarcar, Septimio lo apuñala por la espalda, lo siguen el resto, Pompeyo se cubre el rostro con la toga, el cuerpo ensangrentado, soporta las acometidas, muere en silencio, sin una sola frase de súplica.

Los egipcios cortarona la cabeza a Pompeyo y abandonaron luego su cuerpo en la orilla. Filipo lo recuperó, incinerándolo en una vieja barca. Cuando Julio César llegó a Egipto, se le entregó su sello en signo de amistad y la cabeza como trofeo. César lloró entonces, desconsolado, se vio tomado por la ira, ordenó degollar a los responsables haciendo matar tanto a Aquilas como a Potino. La cabeza fue enterrada en el Nemeseión, un templo dedicado a Némesis y construido por Julio César para honrar a Pompeyo. Así, por obra de su más encarnizado enemigo, fue vengado Cneo Pompeyo Magno, El Grande.

Representación de la llegada de Julio César y la entrega de la cabeza de Pompeyo

Video sobre Pompeyo:

https://youtu.be/l-ZiaAZl67w

Un saludo, Señor República.