La batalla de maratón, tal vez la batalla más conocida del mundo griego junto con las Termópilas de los heroicos 300 espartanos, el orgullo de Atenas y Grecia.
La batalla tuvo lugar en agosto del 490 a.C., pero los sucesos que la originaron sucedieron en los años anteriores a la misma.
A finales del siglo VI a.C., Ciro II el grande, había conquistado las ciudades estado griegas de las costas jonias, y en ellas había implantado a tiranos en el poder, para asegurar la lealtad de estas ciudades, las cuales, al igual que los innumerables territorios en los que se componía el imperio persa, aportaban tributos monetarios y soldados a las campañas militares del imperio.
En las polis dorias, también había tiranías, como la del tirano Hipias en Atenas, el cual fue derrotado por una revuelta popular, apoyada por Esparta en el 510 a.C.
Los espartanos pusieron al frente del poder político ateniense a Iságoras, mientras que Hipias, el antiguo tirano, huyo a la capital persa de Asia Menor donde fue asesor del sátrapa Artafernes.
Pero en el 507 a.C. los atenienses llevaron a cabo una nueva rebelión en la cual derrotaron a los títeres espartanos y Alcmeónidas, llevó a cabo un plan para la reorganización electoral de la polis; la constitución de un consejo que gobierne la ciudad, la división de la misma en diez tribus, … además Atenas pidió ayuda a Darío I el Grande, esperando que los espartanos les castigasen por su traición, quien les prometió su ayuda a cambio de permitir que el derrocado tirano Hipias volviera a gobernar Atenas, y al mismo tiempo la polis estuviese bajo la órbita de poder del imperio persa.
Ante la negativa de los atenienses, se forjo la legendaria rivalidad greco-persa.
Con la llegada del V a.C., el tirano de la ciudad de Mileto (en la costa Jonia), Aristágoras, quiso apoderarse de la isla de Naxos, para ello pidió ayuda a los persas, quienes se la ofrecieron, a cambio de un importante botín, tras la derrota Aristágoras no pudo costear los gastos de guerra de su aliado, tal y como lo habían acordado, y por ese motivo se vio envuelto en problemas con el sátrapa de Sardes (capital persa en la actual Turquía).
Así, Aristágoras, abdico en favor de un gobierno popular, aprovechando la creciente aparición de los sistemas democráticos en las costas de la Jonia y la Doria. Así se inició una rebelión en todas las polis de la Jonia, quienes consiguieron derrotar a todos los tiranos de las polis, e imponiéndose firmemente al dominio del imperio persa.
Lo que llevo a estas polis a solicitar la ayuda de las polis de la Doria, algunas como la polis de Atenas respondió a la llamada, mientras que Esparta decidió no intervenir.
Al principio, Atenas obtuvo importantes y tempranas victorias, como el saqueo Sardes y la toma del sátrapa Artafernes como prisionero.
Paso algún tiempo, hasta que en el 494 a.C. los persas pudieron recuperar el control de la Jonia, y arrasar Mileto, el lugar donde se había forjado la rebelión, la represión de la ciudad fue terrible, se esclavizó y mató a sus ciudadanos.
En cuanto el rey Darío retomo el poder de la Jonia y ante la amenaza de una nueva rebelión, ya que las Polis de ambas costas del Egeo tenían rasgos étnicos y culturales similares, lo que podía llevar a un hermanamiento mutuo, que amenazaba la estabilidad de esa zona del imperio, Darío decidió actuar.
Así en el 492 a.C., Darío formó una flota para combatir a Grecia, al mando de Mardonio, su yerno, esta tuvo un éxito relativo con la toma de Tracia y la sublevación de macedonia, pero antes de alcanzar su objetivo, un temporal destruyó la flota persa casi en su totalidad.
Un año más tarde, Darío buscó la rendición de las polis mediante él envió de diplomáticos que negociasen una rendición pacifica, la cual consiguió en la mayoría de las ciudades salvo en Esparta y Atenas, quienes se negaron ante la amenaza de los emisarios del rey de reyes.
Así un año más tarde Darío, preparo la campaña contra los Dorios, donde unos valerosos soldados atenienses, alcanzarían la fama digna de los héroes homéricos, en la llanura de Maratón, donde probablemente cambiaron el curso de la historia.
Aunque se dice que fue la batalla de Maratón, salvo a Grecia y la democracia, eso es algo que a día de hoy se pone en duda, pero lo que sí es seguro, es que la batalla demostró a los helenos, que era posible la resistencia de las polis ante el poderoso imperio persa.
Las cifras de esta conocidísima batalla son, la principal discusión entre los cronistas he historiadores desde la época antigua, pues algunos como Heródoto (una de las fuentes más fiables de la antigüedad estima que la flota persa constaba de 600 barcos, sin dar cifras sobre el contingente en tierra).
Otros historiadores dan cifras demasiado elevadas, para la flota de la que Heródoto habla, algunas de esas cifras aparecen en las obras el cine y en las novelas gráficas que hablan de este suceso, dando cifras que rondan e incluso superan el millón de hombres entre las filas del ejército persa.
Pero volviendo a las cifras de Heródoto, estas estiman que los soldados persas eran unos 25.000 soldados de infantería y 1.000 soldados de caballería.
Milciades, un ateniense que se había ganado gran reputación como tirano, en una ciudad de la costa Jonia, consiguió el apoyo del arconte Temístocles, y además consiguió, que los atenienses rechazasen resistir mediante un asedio, que claramente proporcionaría toda una cadena de saqueos y traiciones que supondrían una clara derrota para la polis, por lo que los atenienses decidieron salir a luchar en campo abierto.
Cada una de las 10 tribus, en las que se había renovado la polis ateniense por parte de Alcmeónidas, aporto 1.000 hombres y un general para el consejo militar, este quedaría encabezado por un general supremo, que tomaría la decisión en caso de no alcanzarse un acuerdo.
Al llegar a lugar de la batalla, pasaron cinco días hasta que los dos ejércitos estuvieron esperando los movimientos de su rival, aunque también se suma a esto el retraso de los estrategas griegos, incapaces de encontrar una estrategia común, y el impedimento que tenían los persas para asentar su campamento debido a las dificultades del terreno.
La bahía de maratón, se encuentra a 40 km de Atenas, allí el ejército ateniense se dispuso en una formación favorable en el terreno, con una posición en altura que le permitía la visión del terreno, y le propiciaba una ventaja táctica frente al enemigo, este se dispuso en una formación en falange con pocos efectivos en su frente con respecto a los contingentes habituales, mientras los laterales del contingente mantenían la disposición original, frente a ellos, los persas, no pudieron hacer uso de su caballería, que tan bien le había venido para derrotar a los rebeldes de la Jonia, pues el terreno y la disposición del enemigo les suponía un hándicap imposible de contrarrestar.
La batalla se decidió gracias a la disposición griega, quienes a pesar de ver vencido su frente, debido a la debilidad e inferioridad numérica, frente al ejercito de Darío, fueron capaces de llevar a cabo una disposición en pinza que rodeo a los enemigos, y ante el temor de ser masacrados huyeron hasta sus naves.
Claro está que Maratón no fue una batalla entre democracia y tiranía pues tras finalizar las revueltas en las polis de las costas jonias, pues los persas permitieron la persistencia de las democracias de la zona.
La batalla de Maratón dejo su huella en la historia, no solo como un enfrentamiento entre la tiranía persa y la democracia griega, sino a través de la famosa leyenda de Maratón en la cual un soldado griego, Filípides, recorrió tras la batalla los 40 kilómetros que separaban la llanura de Maratón, de Atenas.
Pero esta leyenda no es más que eso, una leyenda, pues en cierto momento la realidad y la leyenda se fundieron mezclando el verídico hecho por el cual Filípes, fue elegido para recorrer en dos días los 225 kilómetros que separan Atenas y Esparta, para solicitar la ayuda de los soldados de Esparta, y los 40 kilómetros, eran los que separaban la polis ateniense de la batalla, y estos fueron recorridos por todo el ejército Ateniense tras finalizar la batalla, por temor a que el tirano Hipias estuviese alertando a la los persas de que podían realizar un rápido desembarco cerca de Atenas.
Finalmente, la pequeña aldea que un día acogió a los atenienses en su lucha ante el imperio persa, daría su nombre a la carrera de fondo que se restableció con los juegos olímpicos modernos.
Hecho por Don Tiranía.